Como consecuencia de la pandemia, la mayor parte de los negocios del aeropuerto de Mérida cerraron sus puertas. Algunos despidieron a los empleados, en tanto que otros les redujeron el sueldo o bien los mandaron a sus casas por su edad.
Los primeros en desaparecer fueron los maleteros. Por su parte, los empleados de las arrendadoras de autos han dejado de asistir en la terminal; sólo uno de estos negocios permanece abierto.
Una concesionaria de taxis despidió a sus operadores.
Un empleado de uno de los negocios de la terminal dijo que seguía trabajando, pero con la mitad de su salario.
Las tiendas de artesanías, la óptica y accesorios para dama cerraron desde abril y no se sabe qué suerte tendrán.
Empleados de limpieza continúan trabajando, pero en días alternos.
Los que no paran son los obreros que laboran en la ampliación del aeropuerto.
En cuanto a empleos informales, los vendedores de comida desaparecieron y hasta ayer sólo uno sigue yendo a diario a vender sus productos, pero en menor cantidad.
(Elena Gómez)