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Yucatán

Sobreviviendo en la contingencia: El Mariachi a la puerta de tu casa

Roger Aguilar Cachón

Sin lugar a dudas, estar en la contingencia ha sido una de las experiencias que no se habían tenido en muchos años, el de la letra, ya con 62 años a cuesta, no recuerda haber estado en su casa sin poder salir tanto tiempo, ya llevamos más de 55 días desde que por indicaciones de las autoridades de salud, tanto del gobierno federal como del estatal, se declaró que era necesario quedarse en casa ante el embate de la pandemia del coronavirus (COVID-19).

Recordemos que en la ciudad de Mérida las actividades se suspendieron a partir del 17 de marzo, pensando que sólo estaríamos en nuestras casas hasta el 30 de abril, fecha que se postergó al 30 de mayo y ya en las últimas declaraciones del ya famoso Subsecretario de Salud, Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, se prolonga el quedarnos en casa hasta junio. Ha sido una medida que de pronto nos tomó por sorpresa y que comenzamos a llevar bien los primeros días, era como una especie de vacaciones, pero al paso de los días y ante las nuevas restricciones, como el de usar tapabocas de manera obligada al salir, de mantener la sana distancia, de aproximadamente un metro y medio, de ser testigos del cierre del comercio en todos los géneros y el de impedir salir de la casa para comprar, limitándose a una sola persona, se comenzó a sentir lo riguroso de esta nueva situación.

Se comenzó a extrañar aquella normalidad que teníamos, añoramos las salidas que en muchos momentos las tomábamos a la ligera y no le dábamos importancia, ahora es un anhelo el poder hacerlo, pero desde la paredes de nuestras casas aquellas personas que tenemos la seguridad de un sueldo cada determinado tiempo, no habíamos caído en la cuenta de que muchas personas no la están pasando muy bien y necesitan salir para poder llevar a sus hogares lo necesario para vivir. Salida que representaba riesgo por la misma contingencia. Pero siempre hay formas de conseguir el sustento diario de manera honesta.

En estos días y con la condición de estar en nuestros hogares, nos hemos podido dar cuenta que muchas son las actividades que se han manifestado de manera muy puntual en esta situación. Las personas que trabajan en un sitio de reparto de comidas han visto aumentar sus ingresos, ya que muchas personas optan por pedir comida o bien “cosas” que necesitan del súper y, si no quieren ir, basta con levantar el teléfono o celular y hacer sus pedidos y pronto llegan hasta las puertas del hogar.

Si bien es cierto que nuestro Yucatán, y de manera específica en nuestra ciudad capital de Mérida, desde hace algunos años, se ha visto invadido por una serie de grupos musicales, en esta ocasión me refiero a aquellos que interpretan música regional mexicana o sea rancheras y que dan un lucimiento muy especial a fiestas de cumpleaños o reuniones de cualquier tipo y hacen vibrar los recuerdos: los Mariachis.

Bien, pues así mis caros y caras lectoras, he de confesarles que el de la letra no es muy afecto a este tipo de música, pero no por eso no admira los trajes y las interpretaciones que hacen cada uno de estos grupos de mariachis asentados en nuestra ciudad. No es que Mérida sea de este tipo de música, es más, somos más afectos a la música de la llamada trova yucateca, aquella que conformada por un dueto, trío o más elementos, hacen que al vibrar sus cuerdas nos llene de nostalgia por sentimiento guardado y que al oír alguna pieza nos haga revivir momentos que ya han pasado.

Pero regresemos al tema de los mariachis, aunque no se encuentran en las calles para ofrecer sus servicios, más bien tienen oficinas o bien se les puede encontrar en algún restaurante de la ciudad, los mariachis se han abierto camino y han sido aceptados por nuestra sociedad, ya que con su sonido de trompeta al irrumpir un espacio hace que de manera inmediata giremos la cabeza para encontrar el origen de las notas emitidas por este instrumento metálico de viento.

Sin lugar a dudas los mariachis se encuentran conformados por, aproximadamente, 5 personas los más pequeños a más de 10 integrantes que al unir sus voces y el sonido de sus instrumentos, nos remontan a tiempos vividos o bien por vivir. Estas personas también han visto que sus ingresos se han convertido en nada, ya que ante la contingencia no hay fiestas y menos espacios en donde se puedan escuchar sus sonidos y los contratos se han venido al suelo. Pero el problema es que son personas que también requieren de ingresos para poder sobrevivir, ya que viven de esa actividad y de sus ganancias diarias.

Ayer (martes), durante el ambiente caluroso del medio día (serían aproximadamente las 3 de la tarde), de pronto escucho la voz de Lupita (esposa del de la tinta) exclamando “hey Rochitoi, está tocando el mariachi en la calle”. En ese instante, salgo de mi letargo y encamino mis pasos a la calle, se comienza a escuchar el sonido de la trompeta con el famoso Son de la Negra, de manera inmediata se comienzan a asomar por las ventanas los vecinos, preguntándose qué estaba pasando, de dónde venía la música. Y ahí estaban, bajo los candentes rayos del Sol y con sus trajes negros con bordados plateados que llaman la atención y brillan con el Sol, los integrantes de un grupo de mariachis brindando su actuación a los vecinos del elegante fraccionamiento Paseo de las Fuentes.

Ahí estaban bien erguidos los integrantes, pudiendo identificar entre los instrumentos, el trompetista, el de la guitarra y junto a él el que tocaba el guitarrón, el del violín (pareja) que dejaba al aire sus notas musicales. Asimismo el cantante y un ayudante, también ataviado con su traje de mariachi que pasaba de puerta o de reja en reja buscando y recogiendo la ayuda económica que los vecinos le otorgaban.

Fue una tarde de confinamiento y de contingencia diferente, ya que pese a ser el medio día, con la inclemencia de los rayos solares, la mayor parte de los vecinos, así como el de la letra, estuvimos relajados y fascinados con las canciones que interpretaba el mariachi por aproximadamente media hora. Ellos trabajando y nosotros deleitándonos.

Lo interesante de esta actuación callejera-contingente, es que fue interactiva, ya que los vecinos pedían canciones y ellos con gusto las interpretaban, fue una tarde diferente, una tarde de solaz esparcimiento y que además de escuchar canciones actuales y del recuerdo nos llevó a pensar que había un mensaje implícito en esta actuación. Recordamos las canciones que interpretaban Pedro Infante, Juan Gabriel, Vicente Fernández, entre otros. Fue una música que rompió el silencio de la tarde y emocionó nuestros corazones.

De manera independiente que los centros de distracción y las fiestas se hayan detenido por esta pandemia, las personas que quieren trabajar buscan las alternativas para salir adelante, esta es una buena lección, es muy posible que hayan tenido que trabajar por varias horas más para poder sacar su día, pero esto habla muy bien de las personas que no esperan ayuda del gobierno o de otras instituciones para sobrevivir esta contingencia.

Y creo que es una manera muy buena de allegarse un dinero, además de promocionarse, es una lección para aquellos que esperan que los recursos les lleguen a las puertas de sus hogares. Sería muy bonito que el día de mañana escuchemos serenatas en las calles, que diversos tríos salgan a la calla a buscar su sustento mientras se regresa a la normalidad, es una buena opción para que todos los músicos o aquellos que puedan mover sus instrumentos musicales salgan a la calle vayan por las colonias, barrios y fraccionamientos de la ciudad a ofrecer sus servicios y deleitarnos con la variada música que ellos nos pueden proporcionar.

De esta manera se podrían pasar menos tediosos los días de confinamiento-contingencia, y a mis caros y caras lectoras les pido que si algún grupo musical, de cualquier género, pasa por sus hogares, tratemos de apoyarlos con unos pesos, ya que también ellos tienen que buscar la manera de sobrevivir mientras regresamos a la normalidad.

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