Cientos de meridanos rompieron ayer sábado la cuarentena no por gusto, sino por necesidad, la crisis los obligó a salir de sus hogares y acudir a las casas de empeño ubicadas en los diferentes puntos de la ciudad a fin de empeñar o vender toda clase de artículos y contar con un poco de efectivo para afrontar los días de encierro que aún quedan.
Frente a Plaza Oriente, las dos casas de empeño que ahí se ubican abrieron sus puertas ayer sábado, antes estaban varias personas esperando pacientemente, unos distanciados de otros, por eso de la “sana distancia”.
Se están deshaciendo de varias cosas materiales a cambio de unos pesos para la comida, para el pago de la energía eléctrica tras que los recibos están llegando muy caros, aparte que no todos figuran en el Seguro de Desempleo, las despensas que se están dando por el Gobierno del Estado se están gastando lo mismo que las del Ayuntamiento y las del Gobierno Federal aún no llegan.
Lo que sea para empeñar
Ahí estaban algunos llevando diversos artículos, celulares de modelo reciente, tabletas, algunas pantallas de televisión, relojes, incluso bocinas, cajas de herramientas e incluso una joven mujer con una licuadora Osterizer, la cual había estrenado hace algunas semanas.
Alejandro Escalante esperaba desde las siete de la mañana, mencionó que por ser día inhábil el viernes 1 de mayo, no encontró casas de empeño abiertas.
Hoy sábado, por tratarse del primer día hábil del mes de mayo acudió con la esperanza de empeñar un celular que en diciembre adquirió, le costó 16 mil pesos, lo mínimo que esperaba que le den era 10 mil pesos, pero no, sólo le dieron cuatro mil pesos, pues se trata de un modelo desfasado.
El entrevistado comentó trabajar como auxiliar de mesero en un bar, el local está cerrado, varios meseros ya fueron despedidos y los que dependían de las propinas no tienen ingresos, como lo es el caso de los auxiliares, de propinas vivían, pero no hay bares abiertos, no hay parroquianos que dejen propina.
Una mujer de aproximadamente 26 años de edad, llevó su licuadora, nueva, de muchas velocidades, un equipo de cocina de primera, esperaba que le dieran mínimo mil pesos porque su licuadora le costó dos mil 500.
Historias de despidos
Ella es empleada de un lote de autos y su esposo agente de seguridad privada, él fue despedido, ella percibía 160 diario de salario, ahora le dan 90 pesos al día, pero ya le anunciaron que le dejarán de pagar, porque no hay venta de coches y el dueño va a cerrar.
La entrevistada comentó que su esposo era empleado de seguridad privada, fue notificado de su despido la tarde del miércoles, el jueves pasó a firmar su finiquito y dentro de poco le avisarán si habrá utilidades.
Tras el recorrido, POR ESTO! observó que en las casas de empeño situadas al poniente de la ciudad, se registraba mayor afluencia de personas, llevaban celulares, unos incluso hasta bicicletas, lavadoras, pantallas tipo Smart TV, porque las casas de empeño no están aceptando pantallas leds, sólo las pantallas inteligentes.
Así las cosas, Carla Pech de JSK mencionó que los establecimientos de empeño son negocios esenciales, están sacando del apuro a mucha gente, se espera que este lunes el número de prendatarios aumente, tras cumplirse en algunos casos un mes de contingencia sanitaria y de encierro.
La encargada del local añadió que en la plática con los clientes estos han narrado que perdieron sus empleos, otros que les dieron la cuarentena sin goce de sueldo, pero con la promesa de regresar a su empleo cuando se normalice la situación.
Roberto Uicab era empleado en una tapicería, el dueño cerró, ya no hay trabajo y lo despidió a él y otros dos auxiliares de tapiceros, intentaron inscribirse al Seguro de Desempleo, pero el sistema no los dejó, a cada rato fallaba el Internet.
Mencionó que sus compañeros están vendiendo sus cosas en las redes sociales, están anunciando lo poco que compraron en el mercado libre de Mérida de Facebook y las esposas de ellos antes trabajaban en los tianguis de las colonias vendiendo comida.
Préstamos limitados
“La situación que viven las mujeres que trabajaban en los tianguis es muy dura, ya no hay dónde vender las chucherías, comida y antojitos y ellas no quedaron en el programa de ayuda del gobierno, ojalá den chance de otra inscripción”.
En el recorrido de casas de empeño se pudo averiguar que los préstamos que se están otorgando son limitados, porque quienes han dejado prendas en empeño, no están pagando sus refrendos, se han quedado muchos sin empleo, tampoco se pueden sacar a remate los artículos porque se le está dando a la gente una prórroga para pagar, los pocos artículos que están de remate, ahí siguen, son muy pocas las ventas que están realizando de artículos que salieron a remate, la gente no tiene dinero.
(José Manrique)