Especialistas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) coincidieron en que históricamente, las comunidades indígenas y en particular el pueblo maya, han tenido la capacidad de resistir, innovar, adaptarse y apropiarse de aquello que las enriquece, por lo que hoy día las nuevas tecnologías forman parte también de sus manifestaciones culturales.
Entrevistados por separado, Miguel Güemez Pineda, investigador de la Unidad de Ciencias Sociales del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi de la UADY”, así como Freddy Espadas Sosa, director de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) en Mérida y ex delegado del antiguo Instituto Nacional Indigenista (INI), coincidieron en que la cultura es cambiante y que no debe de sorprender que las culturas originarias participen y se apropien de las nuevas tecnologías y que se adapten a las realidades vigentes, aunque el panorama siempre ha sido adverso.
Señalaron que el fenómeno de resistencia, adaptación y reapropiación cultural es algo también de lo que se ha hecho mención ya desde muchos años atrás y que, en los tiempos modernos se la ha llamado“resiliencia”, utilizando un concepto que viene más de la psicología.
Desigualdad
Espadas Sosa dijo que es más que evidente la fuerte presencia de la comunidad maya en la Península de Yucatán y en este sentido, históricamente, ha sido un pueblo que ha luchado, primero contra una invasión, contra la colonización y hoy día contra un modelo hegemónico que sigue manteniendo a las comunidades indígenas en un rezago.
“La cultura es cambiante y se adapta siempre a las circunstancias, pero creo que hay que dejar de lado la visión esencialista que trata de ubicar a los pueblos indígenas como entes sociales que no cambian, sin conflictos, en armonía, con una visión de la vieja antropología que los ve como inmutables”, expuso.
“Desde luego que no se puede negar que estos pueblos se mantienen en un modelo de desigualdad y falta de acceso a la educación, a la salud, y en general su situación ha sido precaria; han estado en una situación de subordinación, pero aun así debe dejarse de lado la idea romántica de la cultura como algo que no cambia”, expuso.
En este tenor, dijo que como con los mayas, la globalización ha permitido la intensificación de las relaciones culturales y también el acceso a tecnologías que sirven como vehículo para que los indígenas, como cualquier otra persona, pueda comunicarse, hacer patente algún talento o comercializar algún producto.
“Y hoy así se están expresando también las comunidades de los pueblos originarios y vemos a poetas, gente en las redes sociales, músicos, jóvenes que tienen múltiples talentos, y todos ellos mantienen también por estos canales una lucha de resistencia cultural, por preservar la lengua, y haciendo uso de estas nuevas tecnologías”, expuso.
Agregó que, sin duda, falta mucho por hacer para que se garantice la igualdad y los derechos de los pueblos indígenas, de la comunidad maya; porque además de la falta de acceso a muchos de los satisfactores básicos hoy enfrentan también una lucha por la defensa de sus territorios.
Esta desigualdad se refleja, por ejemplo, comentó, en el hecho de que hoy la comunidad maya es una de las más golpeadas por los contagios de COVID-19 y dijo que mucho de esto se debe a que las poblaciones no cuentan con la infraestructura básica necesaria en materia de salud. Como ejemplo mencionó los dos hospitales que dejaron inconclusos en Tekax y Ticul.
El especialista reiteró que un rasgo histórico de las culturas indígenas y en particular de la comunidad maya, es su resistencia cultural que ha mantenido, incluso en los tiempos más álgidos de la conquista y de la colonia, porque fue uno de los grupos que más tardaron los españoles en someter y aun eso los historiadores lo han puesto en duda porque la lucha se mantuvo en eventos históricos en el Siglo XVIII con la lucha de Jacinto Canek y más adelante con la llamada Guerra de Castas.
Por su parte, Güemez Pineda consideró que el uso de las nuevas tecnologías por parte de la comunidad maya es un fenómeno que se observa desde principios de este siglo y como ejemplo mencionó que desde el año 2000 y 15 veranos seguidos tuvo oportunidad de acudir con estudiantes extranjeros a las comunidades de Xocén y Santa Elena.
“Desde entonces se podía observar que los jóvenes, sobre todo, estaban ya asimilando estas nuevas tecnologías. Y lo que hay que ver es que desde siempre las comunidades y pueblos mayas han tenido esta capacidad de resistir, innovar, adaptarse y apropiarse de lo que puede enriquecer su cultura”, expuso.
Apuntó que lo anterior no implica que su identidad se modifique, aunque puede suceder. Reiteró que ese es un rasgo de las culturas y, de lo contrario, estarían condenadas a desaparecer.
“Desde el inicio de este Siglo XXI vimos cómo los jóvenes, sobre todo, estaban ya haciendo uso de estas tecnologías y cómo se podían juntar en los parques para agarrar señal de internet. Hay un rasgo también muy relevante, añadió, y es que a través de estas tecnologías se pueden comunicar con los familiares que están en Estados Unidos, sobre todo en las comunidades que tienen una alta tasa de migrantes”, apuntó.
Opinó también; sin embargo, que hay una mirada“romántica” de las culturas, en el sentido de que éstas deberían de permanecer estáticas.
“Hay debates en este sentido acerca de lo que algunos han llamado la ‘antropología de la nostalgia’ y que ve a la cultura como algo estático, que no cambia, pero no es así”.
“Vemos que la comunidad maya está participando en las redes sociales, la radio, el internet, incluso haciendo uso de las nuevas tecnologías con los mensajes de texto en maya”, expuso.
Expuso que en un estudio que se hace con la Population Council se pudo ver en una encuesta que en el tema del COVID-19 muchos jóvenes mayas sí tenían información a través de las redes sociales, pero por desgracia la población mayor no tiene acceso.
El investigador expuso que no se puede soslayar la posición de desigualdad y falta de acceso de las comunidades mayas a la salud, educación y otros, lo que se puede observar con el impacto mayor que ha tenido el COVID-19 en las comunidades.
“Y es que en las últimas 2 ó 3 décadas han crecido en la población maya las enfermedades crónico degenerativas, como la diabetes, además que por la desnutrición y la alta presencia de alimentos chatarra mantienen, en muchos casos, un sistema inmunológico débil que los hace vulnerables”.
“En este escenario los que seguirán pagando los platos rotos son los pueblos mayas, porque aunado a lo anterior no hay acceso a la salud, no hay infraestructura médica, además de que también hay mucha resistencia cultural, de mucha gente que prefiere no ir al médico porque piensan que se van a morir en el hospital”, señaló.
Por David Rico