Adultos mayores que tienen la necesidad de trabajar para subsistir señalan que con la contingencia sanitaria de COVID-19 lo difícil se ha tornado más complicado, porque además de que son parte de la población de riesgo, ahora enfrentan más obstáculos para ganarse la vida.
El señor Jorge Pantoja Chávez, de 77 años “y pico”, quien se dedica a vender productos naturistas en los pueblos, dijo que la vida con la pandemia “se puso muy canija”, ya que viaja a diferentes municipios (Ticul, Maxcanú, Oxkutzcab, Motul, Izamal), pero en contados lugares lo dejan trabajar.
En Umán, por ejemplo, dice que lo mandaron a donde no pasa la gente, pero sí vinieron temprano los del Ayuntamiento a cobrar piso, pero cómo les voy a pagar si aún no sale ni para mi camión de regreso, “si le llego a mostrar mi capital social se va usted a reír, porque no hay ni un billete”.
El vecino de la colonia Emiliano Zapata utiliza una grabadora portátil para anunciar sus productos, vende jabón de nácar para el acné, sebo de coyote con aceite de víbora para dolor de músculos, pomada de tepezcohuite y bálsamo del tigre.
Por su parte, el señor Liberato Pech Ché, de 69 años, trabaja como repartidor de pavo fresco en su triciclo en las calles de Umán, dice que tiene miedo de contagiarse de la enfermedad, pero hay que salir a chambear porque tiene que salir todos los días para la comida.
El repartidor, quien es conocido desde niño como “Black”, dice que depende de su salario para mantener a su esposa, pero sale lo menos que pueda porque tiene miedo de contagiarse.
Hipólito Pech May, quien tiene discapacidad visual y atiende un puesto de condimentos y especies en el mercado municipal de frutas y verduras en el municipio de Umán, dijo que la situación es muy terrible, ya que la gente tiene miedo a contagiarse y no está yendo al mercado.
El hombre de 58 años, quien vive solo y perdió la vista porque le cayeron brasas de carbón en los ojos, dijo que la situación está “de la patada”, ya que en todo el día sólo vendió 50 pesos y el tricitaxi que lo lleva a su casa le cobra 25 por llevarlo y 25 por regresarlo, por lo que prácticamente sólo va al mercado a perder su tiempo.
Oriundo del municipio de Umán, dijo que a pesar de su discapacidad nunca ha recibido un solo apoyo del gobierno municipal, estatal ni federal, agregó que mucha de la culpa de lo que está pasando la tienen las autoridades porque no planearon bien cuándo se abrieron los negocios, no se marcaron las distancias, ni las direcciones en que debían caminar las personas, por eso se dieron muchos contagios y ahora la gente tiene miedo de comprar en el mercado.
El matrimonio formado por los señores José Martín y Nora Paredes, de 61 y 66 años de edad, respectivamente, quienes atienden una tienda de abarrotes, dijeron que están pasando una situación muy complicada porque en lugar de ganar están perdiendo, pues muchos de los productos están caducando o se están echando a perder, porque no hay ventas.
No se está vendiendo, pero eso sí hay que pagar la luz y la renta, pero cómo se va pagar si la gente no está llegando a comprar, “es una tristeza salir a trabajar”, porque aparte que hay peligro de contagiarse del virus no se vende nada, señaló don José.
La señora Landy Quintal Durán, de 75 años, dice que vive con un hijo que sufrió un derrame cerebral y quedó incapacitado para trabajar, no tiene pensión y sólo vive con la ayuda del Gobierno Federal.
Tengo miedo de salir a la calle y enfermarme, pero no tengo de otra, indicó la señora Landy, y agregó que procura salir lo menos posible en horarios que haya menos gente en la calle, agregó que afortunadamente la ayuda para las personas de la tercera edad ha estado llegando doble, lo que la ha permitido estar más tranquila.
El señor Narciso Canul, a sus 60 años, dice que trabaja en el campo, la albañilería, destroncar, lo que sea para ganar dinero, ya que el salario mínimo es una mentada de madre, porque un kilo de carne vale 120, además debe llevar de perdida una calabaza, un chayote, un poco de tomate más las tortillas y el refresco, pero esos hijos de p…, no se dan cuenta de eso.
Nativo de Chablekal, comentó que el Presidente de la República cree que con 2,550 pesos cada dos meses las personas de la tercera edad van a vivir, cuando a la semana son como 320 pesos y qué hace una persona de la tercera edad si para que viva una familia al día mínimo son 200 pesos o ya de jodido 150 pesos diarios.
"La gente que se está muriendo es la de la tercera edad, pero cómo nos vamos a quedar en la casa, de qué vamos a vivir con 50 pesos diarios, que no vacilen".
Don Narciso dijo que recién se enfermó su esposa y tuvo que comprar la máquina para que le chequen el azúcar, ahora cada consulta cuesta 80 pesos, más 70 pesos que le chequen su presión y las medicinas ya son 250 pesos, “dónde lo vas a agarrar, parece que en México se trata que al jodido hay que joderlo más”, señaló.
Por Alejandro Moreno Peña