La pandemia interrumpió momentáneamente los 25 años de carrera del payaso “Pastelito”. Esto no le ha impedido inyectar ánimo a las personas que viven estresadas por la incertidumbre actual aprovechando los camiones urbanos, los mercados, las calles de la ciudad y los restaurantes para ganarse el sustento.
“Yo vivo de la gente, me subo al camión y trabajo mi show en el camión, sí me dejan subir; también entro a los restaurantes, donde soy conocido de años y me dejan trabajar, más que nada es una alegría porque en estos tiempos tenemos que ver eso, si no hay motivación para seguir viviendo, en estos tiempos la gente necesita ánimos por lo que está pasando, hay que ver hacia adelante, estuvo más difícil, pero ahora se está componiendo todo”.
Tiene cuatro diferentes marionetas para montar sus shows, dependiendo la ocasión, elige al más apropiado, ayer “Domingo” tuvo la suerte de continuar conociendo la ciudad, es el muñeco más nuevo de la colección que, ataviado con sus botitas negras, lentes de sol y cabello rojo, hizo las delicias de chicos y grandes, también da globos a cambio de un apoyo económico voluntario.
Comentó que “Domingo” tuvo un antecesor que fue gendarme, “tenía un policía que se me cayó en un camión y quedó ahí”, ese personaje fue una de sus marionetas que más ovación cosechó durante su efímera vida.
Durante la pandemia se dedicó a vender cubrebocas porque no había espacios para presentarse, anteriormente había parques donde se podía presentar, pero no se puede en este momento, no ha intentado hacerlo, prefiere acudir a sitios públicos donde ya sabe que pueden apoyarlo, explicó.
Santiago Esquivel, su nombre verdadero, es meridano y da vida al payaso “Pastelito”, tiene fe en que pronto puedan volver a celebrarse fiestas, ya que es realmente su fuerte, los shows que hacía para niños, con que salga para la comida.
“Siempre ha sido mi trabajo ser payaso y llevarle alegría a los niños”, sí se puede trabajar, queriendo todo se puede, pero está complicado, muchos de mis compañeros se fueron a Campeche o a Cancún, en cambio aquí sólo nos mantenemos unos pocos, damos dulces a cooperación voluntaria para llevar el gasto a la casa, es un poquito duro, pero no imposible, para el que está acostumbrado a trabajar es algo normal”, indicó.
Según declaro Santiago Esquivel, en sus ratos libres asegura que predica el Evangelio, porque las personas también lo necesitan.