Por primera vez hecha en un contexto subacuático, una investigación comprobó que cazadores-recolectores encendieron y utilizaron fuego en el lugar conocido como la Cámara de los Ancestros, formación ubicada en el sistema de cuevas del cenote AktunHa, en Quintana Roo. Los resultados fueron publicados en el más reciente número de la revista “Geoarchaeology” y avalados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La institución destacó que así lo evidencian 14 hogueras prehistóricas, cuyas muestras –obtenidas entre 2017 y 2018– fueron sometidas a estudios de laboratorio: calentamiento controlado, petrografía, tafonomía, espectroscopía de resonancia magnética nuclear y datación por carbono 14, entre otros, que demostraron dos argumentos.
El primero, relativo a una antigüedad que oscila entre 10 mil 750 y 10 mil 250 años antes de la era actual. Esta es la temporalidad más antigua reportada para carbón con asociación humana en un cenote de la península, coincidente con el fin de la última glaciación, ocurrida en el transcurso del periodo Pleistoceno al Holoceno, explicó el arqueólogo Luis Alberto Martos López, adscrito a la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) del INAH.
El segundo, y más relevante, es la confirmación de que dichas hogueras –algunas de las cuales alcanzaron temperaturas de 600 grados centígrados– tuvieron un origen antropogénico in situ, es decir, se descarta que los restos de carbón llegaran mediante la acción natural del agua tras el aumento del nivel del mar en la Tierra.
De esta manera, según los especialistas, estos resultados son fundamentales para entender el poblamiento del continente americano, y en particular de la península yucateca. El proyecto fue autorizado por el Consejo de Arqueología del INAH y desarrollado bajo la coordinación de los investigadores Octavio del Río Lara y Rafael López Martínez, así como con la participación de Adriana Velázquez Morlet, quien en 2018 se desempeñaba como directora del Centro INAH Quintana Roo.
El investigador del INAH puntualizó que “la trascendencia de estos hallazgos es que nos ayudan a reconstruir la historia del fuego, de gran importancia para el estudio de la evolución y migración humana. Por otra parte, aparentemente, las cavernas de Naharon y Las Palmas fueron usadas con fines funerarios, mientras que Hoyo Negro parece haber sido un sitio para abastecimiento de agua. En este caso tenemos un espacio, aparentemente, usado como habitación y refugio”.