Durante más de 30 años la planta desfibradora "San Carlos" ubicada en el kilómetro 1.5 al Oriente de esta localidad, continúa trabajando; actualmente en el lugar laboran alrededor de 25 personas, quienes son los encargados de maquilar poco más de 100 mil hojas de henequén que se raspan por día durante cinco días.
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Jose Antonio Lara Ferrera aseguró que a pesar de que el henequén poco a poco está desapareciendo, muchos campesinos tratan de rescatar lo que un día fue el Oro Verde, orgullo de Yucatán, “hoy en día poco a poco está desapareciendo, ya que la verdadera gente campesina ha desaparecido, en la actualidad los jóvenes buscan oportunidades en las maquiladoras o en algunas empresas olvidándose del campo, aunque sus antepasados crecieron con el cultivo del henequén”, comentó
Lara Ferrera señaló que las hojas de henequén son traídas de los municipios de Muxupip, Sinanché Cacalchén, Tixkokob, Kopte, Kiní, aseguró que hace más de 30 años se trabaja en esta planta desfibradora de 4:00 de la mañana a 12:00 del día, cumpliendo con el horario de trabajo.
Señaló que urge el apoyo del gobierno del Estado para el rescate del Oro Verde.
Asimismo, indicó que, a través del raspado de las hojas del henequén, se convierte en lo que le llaman el Sosquil.
El encargado también mencionó que se da a la tarea de tender el Sosquil donde es embodegado, y posteriormente se forman las pacas con un peso de poco más de 170 kilos, que es exportado a las cordelerías de los Estados de Querétaro, San Luis Potosí; la mayoría se queda en Yucatán.
“En varios países el plástico ya está desapareciendo, lo cual va a ser en todo el mundo, necesitamos del henequén, ya que se exportan cada tres meses 70 pacas a otros Estados, la mayoría se queda en Yucatán”.
Agregó que, “en la actualidad ya comenzó a funcionar la cordelería que se encuentra ubicada a la entrada de la ciudad de Motul, ojalá que el gobierno del Estado tome cartas en el asunto y apoye a la gente campesina, urge una inversión para el orgullo de Yucatán, el Oro Verde”, reiteró.
No obstante, los campesinos de 60 años, quienes han trabajado desde muy temprano en el campo y particularmente el henequén, aseguraron que no ha sido nada fácil la labor, pero es la ocupación que les ha dado de comer a ellos y a sus familias.
SY