En las diversas carreteras del estado es común observar a sus orillas mini altares o monumentos, coloquialmente conocidos como nichos, los cuales recuerdan la muerte trágica de alguna o varias personas en ese lugar.
Normalmente se componen de una pequeña “casita” construida con bloques, en la cual colocan flores, veladoras, agua bendita y una cruz, la cual marcan con el nombre y fecha de fallecimiento, como una forma de recordar el lugar del último latido de estos difuntos y una señal de honra hacia ellos.
A decir de los creyentes, estos nichos son lugares simbólicos y que forman parte de un ritual destinado a lograr que el alma del difunto “descanse en Paz” y evitar de esta manera que “viva penando y en ocasiones espantando a los vivos”.
Son muchas las leyendas y relatos que se escuchan relacionadas a personas que de alguna u otra manera se aparecen en las carreteras, casi siempre pidiendo aventón o ayuda para llegar a su hogar y que luego resultan haber fallecido tiempo atrás.
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Por esta razón, la construcción de estos altares resulta aterradora para algunas personas que a su andar por las carreteras los observan. Asimismo, estos lugares no siempre son vueltos a visitar por los familiares de las personas fallecidas.
Algunos de estos nichos son sencillos, pues sólo instalan una cruz en el lugar, mientras que otros resultan más elaborados y coloridos, conteniendo incluso pertenencias u objetos que representen los gustos de las personas en vida, como una forma de mostrar el afecto y cómo vive en la memoria de los familiares el ser querido ya fallecido.
El presbítero Jorge Martínez Ruz, encargado de la Pastoral de comunicación de la arquidiócesis de Yucatán señaló que, aunque la iglesia católica no fomenta la construcción de estos nichos, no los desaprueba, pues indica que son una forma de motivar la oración por el alma de los difuntos, además de que también es una muestra de que la vida se nos puede acabar en cualquier instante y debemos estar preparados para cuando la muerte llega.
Recordó que llevar a enterrar a los muertos y hacer oración por ellos son obras de misericordia, las cuales están señaladas desde el Antiguo Testamento como obras piadosas. “En ese sentido, todo aquello que nos recuerde y haga referencia a los seres queridos que ya no están es algo bueno, en el sentido que nos motiva y que nos mueve a la oración”, expresó.
Martínez Cruz dijo que en los altares en lugares donde alguien ha tenido algún accidente son una forma de respeto por el lugar donde la persona perdió la vida, recordando que la muerte es el paso de la vida actual a la vida eterna.
Estos signos, siempre y cuando sean bien hechos y no estorben ni distraigan a los conductores tanto son algo bueno y puede mover a muchos a la oración, porque verán estas señales y signos piadosos recuerdan a las personas a tener cuidado para no tener un final como ellos en esos momentos.
El presbítero señaló que es muy común que los familiares pidan la bendición o agua bendita para llevar al lugar, descartando que de no hacerlos sean propicios a la aparición de “almas en pena” o de los relatos macabros que algunas personas cuentan o inventan.
Asimismo, la Iglesia no participa con estos tipos de relatos como parte de la doctrina y sólo se respetan los relatos mayas o leyendas mágicas que forman parte del acervo cultural de la zona.
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JG