El solsticio de invierno, el día más corto del año que marca el inicio de la última estación, ocurrió ayer y tuvo un fenómeno astroarqueológico en la zona de Dzibilchaltún, aproximadamente a las 6:00 horas, pero pasó desapercibido porque a esa hora el sitio está cerrado, además para poder apreciarlo se tendría que subir a la pirámide del Templo de las Siete Muñecas, lo cual está prohibido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Trabajadores del sitio arqueológico expusieron que, desafortunadamente, la falta de promoción de estos sucesos que demuestran el conocimiento de los sacerdotes y astrónomos mayas, provoca que pasen inadvertidos.
Explicaron que metódicamente en todas las zonas arqueológicas donde hay observatorios se pueden ver estos fenómenos arqueoastronómicos de luces y sombras, relacionados con el solsticio de invierno como en Mayapán, Chichén Itzá, Uxmal, Oxkintok, San Antonio Chel y, por supuesto, Dzibilchaltún entre otros.
En Dzibilchantún ayer hubo un buen arribo de turistas durante el horario de servicios del sitio arqueológico que es de 8:00 a 16:00 horas, pero solo para recorrer la zona, sin tener conocimiento del fenómeno arqueastronómico que ocurre cuando el Sol se visualiza exactamente a través de la ventana central del Templo de las Siete Muñecas y que formó una línea de sombras en el piso superior de la pirámide.
La importancia de este suceso radica en que los edificios están alineados en la posición exacta del astro rey, pero pocas personas lo saben, pues no se divulga tanto, como el que ocurre en el verano.
El solsticio de invierno trae consigo una serie de cambios que se conocen poco, pero gracias a lo que los mayas llegaron a plasmar en códices y otros elementos arqueológicos, es que se hicieron estudios al respecto.
Indicaron que, al igual que ocurre para la cultura maya el solsticio de invierno fue un fenómeno importante para los druidas, quienes plasmaron su conocimiento en los megalitos de Stonehenge, en Inglaterra, donde se reúnen miles de personas para observar el amanecer, lo mismo ocurre en Machu Picchu, por parte de los incas.
Para los antiguos pobladores de las metrópolis de la cultura maya, estudiosos de la matemática y la astronomía, el solsticio de invierno era un momento de gran importancia pues indicaba el nacimiento del nuevo Sol, la llegada del invierno y la temporada de dejar reposar la tierra para su siguiente ciclo agrícola.
El solsticio de inverno también se puede identificar en la Pirámide de Mayapán y El Castillo de Chichén Itzá, en el Arco Falso del Grupo Ah Canul de Oxkintok, así como en el Palacio del Gobernador, el Palomar de Uxmal, y los edificios principales de San Antonio Chel, entre otros sitios.
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CC