A raíz de las medidas implantadas por la pandemia, los casos de violencia intrafamiliar se han disparado en un 50 por ciento.
Con el fin de evitar la propagación del virus, fue necesario el cierre de negocios no esenciales que derivaron en el desempleo, lo que obligó a familias a permanecer más tiempo en casa y por ende se generaron más conflictos.
Argelia González Soberanis, titular de la Estancia Municipal de la Mujer, comentó que durante la pandemia del coronavirus ha atendido más de mil casos de violencia doméstica hacia la mujer.
“La violencia contra la mujer ha crecido enormemente en el municipio, debido a que muchos perdieron sus empleos por el virus y se vieron obligados a permanecer en sus casas, lo que desató una ola de violencia durante los primeros meses de encierro. Las mujeres acudían con nosotros a pedir ayuda por el maltrato doméstico al que eran sometidas", afirmó.
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La directora comentó que el apoyo de la Policía Municipal es fundamental para asistir y dar ayuda a las mujeres violentadas en Kanasín.
“Al principio de la pandemia –dijo- atendíamos aquí entre cinco y seis casos diarios, y ahora únicamente dos o tres a la semana, pero seguimos recibiendo reportes de maltrato intrafamiliar y de mujeres agredidas por sus maridos. No sabríamos de esto si no fuera por el apoyo de la policía que canaliza los casos y nosotros analizamos si la víctima necesita ayuda psicológica, legal o resguardo”.
González Soberanis explicó que, al presentarse casos de extrema violencia, se pide ayuda a instancias Estatales y Federales para que las mujeres sean llevadas a refugios para su seguridad.
“Hay casos que se salen de nuestras manos y tenemos que recurrir a los centros de desarrollo de Mérida o de los refugios temporales para mujeres maltratadas. Muchas veces –comentó- los familiares de las agraviadas vienen a buscarlas y exigen que se les diga dónde está, pero no podemos proporcionar esa información por su seguridad”.
“Recuerdo un caso en particular, en que una anciana de más de 70 años de edad tuvo que ser rescatada de su hogar por unos vecinos, pues su esposo, que es mototaxista, ya la había bañado en gasolina y pretendía quemarla. Canalizamos a esta mujer a un refugio pero es tanta la dependencia a veces con sus agresores –dijo- que no tardó, salió y regresó a su casa; a nadie se le obliga a recibir ayuda, están aquí por su propia voluntad”.
Aseguró, además, que a lo largo de los ocho años que ha estado en el puesto, ha visto casos indescriptibles y su mayor satisfacción es enseñar a las mujeres sobre sus derechos y a defenderse, así como sentirse útiles y productivas, realizando talleres como pintura textil y urdido de hamaca.
“Se han puesto en pausa estos talleres por el coronavirus, pero estamos en pláticas para volver a realizarlos, ya que hacen falta para el esparcimiento de las mujeres”, expresó y añadió:
“Cuando llevamos a estas mujeres violentadas a los refugios no solo les dan asilo, sino que las hacen sentirse productivas enseñándoles un oficio y se les da tratamiento psicológico para que salgan preparadas y con una nueva visión y perspectiva de la vida, para así no dejarse maltratar”.
La titular de estancia dijo que le llama la atención que, a pesar de que la violencia hacia la mujer ha ido en aumento, ahora acuden menos por ayuda.
“Esta disminución de denuncias por maltrato ha disminuido no porque ya esté erradicado este problema, sino porque las mujeres ahora tienen más miedo de hablar, la presencia de sus maridos y el miedo a quedarse desamparadas se vuelven un enorme problema”, advirtió.
“Cada día –explicó- se reportan más casos de violencia doméstica y al momento de ofrecerles ayuda simplemente nos contestan con una negativa. Es triste, a veces que después de rescatar a alguien y hacer que se enfrente a su agresor, de refugiarla y de presentar procesos legales, sean convencidas de regresar a sus hogares y de seguir sufriendo los maltratos, a veces pasan frente a nosotras mirando hacia otro lado, ya no sé si es por miedo o por vergüenza”.
La estancia se encuentra ubicada en la calle 21 No. 111-F entre 24 y 26 del centro de Kanasín, y está abierta de 8 de la mañana a una de la tarde.
SY