Todos los sitios deben poner en el centro de su diseño, las necesidades de la vida cotidiana y con perspectiva de género, ya que de ello dependerá el beneficio para el usuario, hombre o mujer, aunque estas últimas conformen una mayor población sea la más vulnerable, señaló la representante de Asambleas Ciudadanas y catedrática de la Facultad de Arquitectura, de la Universidad Autónoma de Yucatán(UADY), Silvia Chi Cervera.
Durante un recorrido por varias calles del Centro Histórico se abordó a varias mujeres para cuestionarlas acerca de cómo se sienten al caminar en por esta zona; algunas respondieron sentirse seguras, pero éstas circulaban por una calle céntrica. Las otras mencionaron caminar inseguras, pues su recorrido era por donde había menos circulación de autos, comercios o alumbrado público.
“No me siento segura, en especial cuando no hay gente y sólo pasan hombres porque te empiezan a decir cosas”, exhibió Mayra González, mientras caminaba por la calle 58 por 73.
Además, narró que ha vivido situaciones muy desagradables, como el que un desconocido se le acercara al oído y le dijera obscenidades. “Se siente muy feo e incluso quisiera pegarles, pero preferí no hacer nada porque estaba sola”.
También Mary compartió que no se siente segura en la zona, en particular si la calle se encuentra solitaria; ella también circulaba por la 58 por 73.
Además, dijo que lo ideal sería que hubiera más iluminación y vigilancia; del mismo modo, Mayra compartió su opinión: sería de gran ayuda que hubiera más alumbrado público, así como más vigilancia en cada esquina.
Efecto contrario tuvieron las mujeres cuestionadas y que transitaban en zonas principales, específicamente sobre la calle 60, cerca de parques y comercios, en general, señalaron sentirse seguras.
“Yo, la verdad, no he tenido ninguna dificultad, nunca he tenido ningún incidente ni en el transporte”, comentó Gabriela Hernández, quien no es originaria de Mérida, pero lleva 5 años viviendo en la ciudad y hasta el momento le ha parecido segura.
Asimismo, Ana y Dolores comentaron que sienten que la calle está muy tranquila; sin embargo, Dolores sugirió que debería haber más iluminación y vigilancia, “en especial ahora que es pandemia y las calles quedan muy solas”; ellas se encontraban en la calle 58 por 60.
Silvia Chi Cervera dejó en claro que “el mundo y la sociedad es patriarcal y eso configura muchas cosas: comportamientos, cómo nos relacionamos y cómo construimos”.
Explicó, dijo, es importante mencionar, ya que el tema de la urbanización con perspectiva de género no ha estado en la agenda pública; sin embargo, es crucial que se entienda que la ciudad no es neutral y la viven de diferentes formas hombres y mujeres.
“Es importante tenerlo en cuenta al diseñar la ciudad, se tendría que tener en cuenta que una calle con mala iluminación no es segura, para nadie, pero es peor para las mujeres; el diseño de los espacios impacta en nuestros comportamientos, lo que hacemos y dejamos de hacer”, comentó.
Ejemplificó el caso de las mujeres que deciden no salir en la noche, por la falta de iluminación; sin embargo, es probable que los hombres vayan al parque a pesar de la falta de luz.
“Si nosotros diseñamos espacios que no tienen en el centro la solución de problemas de la vida cotidiana, estamos haciendo una ciudad donde se está privilegiando a un usuario sobre una usuaria”, declaró.
Por lo tanto, indicó que es necesario implementar la perspectiva de género en el urbanismo, ya que, en Yucatán, la mayor parte de la población está formada por mujeres, según datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). “Y también porque nosotras hemos estado excluidas del diseño de las ciudades”.
Señaló también que las mujeres son quienes por lo general se encargan del cuidado de hijos y la familia en general: “sin este trabajo el mundo no funcionaría”.
“Por nuestro sexo, la sociedad nos ha asignado un trabajo, ya sea la esfera productiva o la reproductiva y esto en el día a día no está considerado”, declaró. No obstante, indicó que generalmente las mujeres son quienes han asumido el rol de la esfera reproductiva, que es parte del trabajo del cuidado.
Aseguró la catedrática de la UADY que están resueltos los temas de la esfera productiva, por ejemplo, el transporte público está diseñado para ir al trabajo, pero no se toma en cuenta que también sirve para llevar a la niñez a la escuela, “los camiones están hechos para personas adultas, no tienen condiciones para subir carriolas o sillas de ruedas”.
Del mismo modo, en el supuesto, los mercados se encuentran cerca para poder acudir a ellos caminando, pero no cuentan con las adaptaciones requeridas para quienes van caminando y con bebés en carriolas.
“En la ciudad, las cosas están diseñadas para que funcione el mundo productivo, pero no reproductivo”, señaló.
Además, destapó que la iluminación de las calles es deplorable, por lo que, en muchos casos, las niñas dejan de ir a la escuela, porque tienen que ir caminando por calles oscuras que las ponen en riesgo y no hay nadie que pueda acompañarlas.
“Los problemas de la vida cotidiana no están en el centro del diseño, no está resuelto cómo vamos al hospital, al mercado, a las escuelas; entonces tenemos una desventaja las mujeres”, mencionó.
Ante lo cual, también apuntó que existen zonas que ponen en mayor riesgo a las mujeres, como la zona de los mercados, San Benito y Lucas de Gálvez, especialmente por las noches cuando la iluminación es mala y hay muchos hombres haciendo labores de carga y descarga. También zonas del Norte y privadas como Montes de Amé, Altabrisa y el periférico en las zonas de Kanasín y Mulchechén.
“Nos sentimos amenazadas en una calle oscura. Aunque nunca haya pasado nada, tendemos a pensar eso por la cantidad de feminicidios en México. Los delitos que se cometen contra las mujeres no son contra algo que tengamos, como una computadora, sino sobre nuestro cuerpo. Por eso decidimos dejar de ir a lugares en donde nos sentimos inseguras”, abundó.
Por todo lo que compartió, la urbanista dijo que lo primero que habría que hacer en la ciudad es analizar cómo funciona la vida cotidiana para ponerlo en el centro y construir de una forma distinta, colocando cerca de las viviendas lo que se requiere para vivir.
Pero también destacó que la calle es igualmente un espacio en donde se puede socializar, por lo que debería haber mayor iluminación, además de espacios para sentarse a descansar, relación entre los edificios privados y públicos -que no sean cerrados y se pueda pedir auxilio-, inclusión para todos, incluyendo quienes usen sillas de ruedas o carriolas.
“Un asunto urgente es que se incluya a las mujeres en las decisiones, porque está claro que las mujeres piensan en estos problemas y si opinan saldrán a la luz”, finalizó.
SY