Del gusto de los ayuntamientos municipales, parece tener especial predilección la construcción de arcos que, como puertas de acceso, marcan la entrada a las cabeceras poblacionales. De los 106 municipios yucatecos, cerca de una veintena se jactan de tener estas obras.
Los antecedentes históricos de estos arcos se pueden encontrar primero en el viejo mundo, en la antigua Roma, con los arcos del triunfo que celebraban la victoria bélica y que enaltecían a guerreros de talla universal; luego, en la Nueva España, se forjó su construcción para darle la bienvenida a los virreyes que llegaron a tomar posesión de estos reinos.
Herencia de la dominación española son los arcos de piedra construidos en Yucatán, principalmente en la ciudad de Mérida y otras dos poblaciones del interior del Estado. En el caso específico de la ciudad capital, estas estructuras fueron levantadas como puertas de acceso en un plan de levantar una muralla como fortaleza para la defensa de Mérida en caso de ataques de piratas y corsarios. Fue en el año de 1690, bajo el Gobierno del General Juan José de la Bárcena, y a cargo del Ing. Militar Manuel de Zezera. La muralla siempre fue un plan postergado hasta ya nunca realizarse. Quedan tres de estos vestigios de los que entonces se levantaron.
Los nombres algunas de estas edificaciones en la ciudad capital, son: De Dragones, ubicado en la Calle 50 por 61, nombrado así por colindar con el Cuartel de Dragones; Del Puente, que se encuentra en el barrio de La Mejorada, en la Calle 63 por 50; de San Juan, situado en el inicio del barrio del mismo nombre, en la calle 64 por 69-A del centro de Mérida. Otras obras, que alguna vez existieron, fueron El Caído, San José, la “Campana del Castillo”, Santa Lucía, Santa Ana, Nuestra Señora de la Concepción, y otros dos arcos mayores que no tuvieron nombre. En las investigaciones del doctor Jorge Victoria Ojeda, se refiere que existieron otros arcos de menor tamaño, ubicados entre el barrio de Santa Lucía y el viejo pueblo de Santa Ana. Estas fueron obras de finales del siglo XVII y de las décadas del siguiente XVIII.
En el caso del interior del Estado, podemos encontrar dos estructuras de piedra, el primero en Izamal y el segundo en Tekantó. Ambos arcos tienen la función de contrafuerte, que ayuda en ambos casos al sostenimiento de las gruesas paredes del convento franciscano. En el caso del primero, por tradición popular, se sitúa en este lugar una leyenda en relación con la Virgen de Izamal, patrona del Estado, donde todos lo señalan como el lugar donde ella se hizo pesada para no salir de su pueblo de Izamal, cuando pretendían llevarla a Valladolid a quedarse.
En el siglo XIX, y más aún en el siglo XX, las obras se levantaron para darle la bienvenida a políticos encumbrados o bien a personajes destacados. Y si en Mérida se levantó un arco para recibir a la emperatriz Carlota. Otros más se levantarían en los pueblos yucatecos para recibir a figuras como el General Francisco Cantón Rosado. Con palmas, hojas verdes y ramos de limonaria fueron los arcos que se levantaron en Sitilpech, Tunkas, y Panabá.
Pasar bajo un arco es símbolo que contiene, históricamente, significado de triunfo y gloria, a la vez de entrar a un lugar querido o donde se hallan las complacencias dignas. La historia yucateca deja entrever cómo los arcos, levantados para celebrar siempre bienvenidas y triunfos, están presentes en la memoria colectiva de los yucatecos.
En el caso específico de las estructuras que se encuentran en los municipios Estatales, y que vemos levantarse desde finales del siglo pasado, corresponden siempre a un sentimiento y un fin perseguido. No es solamente señalar las entradas a los pueblos yucatecos, más allá de señalar límites entre el fundo legal y el ejidal. Es más bien la exteriorización de un sentimiento profesado a la “patria chica”, que se concretiza en algo físico de piedra y argamasa. Estos marcan la entrada al terruño anhelado, donde se nació y se creció, en el que está la ascendencia, los rincones de recuerdo entrañable, dentro del cual descansan los restos áridos de nuestros abuelos, y al que siempre se tiene la esperanza de descansar.
El primer arco, llamémosle de esta manera, aunque no es un arco de medio punto, sino un cuadro que retoma en su estilo la arquitectura maya puc, es el levantado en Ticul. Es obra del destacado Rómulo Rozo Peña, inaugurado en mayo de 1938, y antecedente directo del Monumento a La Patria en Mérida, obra del mismo escultor.
Para finales del siglo XX, en el municipio de Huhí se construyó e inauguró una obra que marca la entrada a la plaza principal, el corazón geográfico del pueblo. Esta obra fue realizada por el presidente José Cornelio Contreras Echeverría, inaugurada en 1997. En ese mismo periodo, dos arcos de acceso, con el mismo fin construidos, fueron levantados en el municipio de Buctoztz.
Pero otros arcos, o accesos que enmarcan las entradas a las poblaciones se van erigiendo en toda la geografía yucateca. Telchac Pueblo y Muxupip, el primero con un arco, primero de herrería y actualmente de concreto, con un estilo del arco falso maya; mientras que el segundo tiene un aire moderno.
En los primeros años de este siglo, el alcalde Ildefonso Chan Mis levantó dos arcos que marcan la entrada del municipio de Chumayel, que fue inaugurado en 2002.
El gusto, persiguiendo un fin sentimental de arraigo y pertinencia, hizo que los Ayuntamientos municipales, a expensas del erario público, levanten arcos por doquier. Así quedan enmarcadas las entradas con arcos de diferentes estilos y formas. Aunque no tengan propiamente esta forma, ejercen la función misma de estos, y se persigue el fin tomado del arco triunfal.
En esta veintena de años que han seguido al comienzo del moderno siglo XXI, aparecen en la geografía el arco de Halachó, que sigue el estilo maya Puuc. Seguido por el arco de Acanceh, Tecoh, Tekax, Tekantó, Tixpéual, Tunkás, Maxcanú y Cansahcab. En 2019, la entrada de Sotuta se levantó el propio con un estilo tomado del viejo castillo de Nachi Cocom. Apenas el año pasado, Cuzamá inauguró su arco de entrada, y en marzo pasado, la villa de Hoctún se engalanó con su arco nuevo.
Por si fuera poco, está en construcción apenas el arco que dará la bienvenida al municipio de Tekit, villa yucateca cuya economía se desarrolla basándose en la producción de guayaberas.
Son en total 18 municipios yucatecos los que cuentan con su arco, o estos monumentos que dan la bienvenida a ellos.
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GH