Las fuertes lluvias y crecientes marinas ocasionadas en esta parte del litoral de Yucatán, por la Tormenta Tropical Cristóbal, y otros fenómenos naturales registrados el año pasado, provocaron un desastre natural en las “charcas” salineras de este puerto.
En opinión de los productores salineros, Germán Cauich Solís, y Gaspar Noé Marín Cohuó, esta situación no se resolverá si el Gobierno Federal y el estatal, no toman cartas en este asunto para promover una limpieza a fondo de esas áreas donde se extrae la sal.
“Limpiar las charcas salineras con recursos propios, será casi imposible, por ello hacemos un llamado a las autoridades, para que nos proporcionen la maquinaria y mano de obra”, añadieron los entrevistados.
“Porque de lo contrario se perderá esa importante fuente de trabajo, que durante la pandemia, antes de los efectos naturales, proporcionó el sustento de casi la mitad de la población, al suspenderse las actividades pesqueras casi en su totalidad”, abundaron.
Una situación similar, de acuerdo con datos históricos, ocurrió en 1937, también a causa de un temporal que asoló el puerto de Celestún, inundando totalmente las charcas de secado de sal, cuya actividad se recuperó dos años después, aunque en 1942, la industria salinera de Celestún, decayó súbitamente y volvió a levantarse, décadas después.
En un recorrido por las “charcas” denominadas “Cholul”; “Tenreiro”; “Paso Nuevo”; “Xixin 500”; “Enanos”; “Kanchules”, y “Montañas”, entre otras, se observó que una gruesa capa de lodo que despide fétidos olores cubre la mayoría de las superficies, lo que en opinión de los productores celestunenses, impide la formación del cloruro de sodio.
Estas charcas ubicadas en el sector Norte, que sufrieron los embates de las inundaciones, no produjeron sal este año, lo que afectará la producción local, con los consiguientes desastres económicos, subrayaron Cauich Solís y Marín Cohuó.
La actividad salinera de Celestún, representa una fuente de empleo para casi una cuarta parte de los 6 mil 810 habitantes, según el último Censo de Población y Vivienda.
Además, según los entrevistados, las trincheras de “Pilares”, refugio temporal del flamenco rosa, que fueron dañadas al aumentar el nivel del agua de la ría, y las inundaciones, todavía no han sido reparada, lo que evita que esas aves lleguen para su anidación y alimentación.
“El desastre natural de las charcas salineras es grave, porque todas se encuentran en la misma situación, pero resultará peor aún, si no se toma cartas en el asunto para efectuar la limpieza, que podría ser con maquinaria y programas de empleo temporal”, aseguraron los productores salineros de Celestún.