Yucatán

Yucatán, cuarto lugar en México por abuso de alcohol en mayores de veinte años

“No vayamos lejos, cuando se implementó la Ley Seca hubo una psicosis que la gente salió a abastecerse de alcohol", expuso el director del Centro Integral Juvenil
El consumo de alcohol representa la pérdida de al menos 259.6 años de vida saludable por cada 100 mil habitantes / Daniel Silva

En Yucatán, los trastornos por el consumo de alcohol representan la pérdida de al menos 259.6 años de vida saludable por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con Datos del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas, que además señala que la entidad está entre las que tienen casos de consumo problemático de esta sustancia y que requirieron tratamiento.

Para el director del Centro de Integración Juvenil (CIJ), Víctor Roa Muñoz, en Yucatán hay un problema serio de abuso de alcohol, si no tanto de alcoholismo, sí ocurre que las personas pueden no beber todos los días, pero cuando lo hacen beben en grandes cantidades.

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Agregó que en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2018 Yucatán fue el cuarto lugar nacional por abuso de esta sustancia en población mayor a 20 años y en diferentes años ha tenido el primer lugar por intoxicación etílica en los servicios de urgencias. Ahora en la pandemia, además, comentó que es lo que más se consume a nivel nacional.

“No vayamos lejos, cuando se implementó la Ley Seca hubo una psicosis que la gente salió a abastecerse de alcohol y no importó el precio que se vendía, y ahora seguimos viendo fiestas con gran cantidad de alcohol, como la que clausuraron con 300 personas”, comentó.

De acuerdo con el Informe sobre la Situación de la Salud Mental y el Consumo de Sustancias Psicoactivas en México 2021, en todo el país los trastornos por consumo de alcohol representa, en promedio, la pérdida de al menos 268.49 años de vida saludable por cada 100 mil habitantes.

Este documento da cuenta que en el caso de Yucatán se pierden 259.6 años de vida saludable por cada 100 mil habitantes, pero, además, aunque no especifica la cifra, coloca al estado entre los que más casos problemáticos por consumo de alcohol se presentan y que requirieron tratamiento, junto a otras entidades como Chihuahua, Zacatecas, Aguascalientes, Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México, Veracruz, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Guerrero, Oaxaca, Tabasco, Chiapas y Quintana Roo.

Además, los datos del Boletín Epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica señalan que en el año 2020 se registraron un total de dos mil 444 casos de Intoxicación Aguda por Alcohol, en 309 hombres y 125 mujeres. 

Ese año se registraron también 96 casos de Enfermedad Alcohólica del Hígado, 43 hombres y 25 mujeres, además de 271 casos de Cirrosis Alcohólica Hepática, 82 hombres y 48 mujeres.

Los datos muestran que en este 2021 se han detectado hasta la semana pasada, un total de 339 casos de intoxicación por consumo de alcohol, 12 casos de Enfermedad Alcohólica del Hígado y 61 casos de Cirrosis Hepática.

Roa Muñoz expuso que la dependencia o abuso relacionado con esta sustancia se ha podido observar que en lo que va de la pandemia, a la gente no le importó comprar alcohol adulterado y fallecieron algunas personas.

Cabe destacar que el año pasado 18 personas fallecieron por beber alcohol adulterado comprado, presuntamente, en clandestinos. De los anteriores, siete casos se presentaron en Acanceh, dos en Progreso y nueve en Mérida. Hay que sumar además dos casos de personas fallecidas por beber gel antibacterial con refresco durante varios días.

“Y vemos como las fiestas el invitado de honor es el alcohol y en plena pandemia se han clausurado, la última de 300 invitados, la mayoría jóvenes y en el interior del Estado, en los municipios, la estampa diaria de los pueblos es la gente tomando en la vía pública, en los partidos llaneros, es una realidad que está presente”, comentó.

De los factores que inciden en esta situación, el director del CIJ, consideró que hay una herencia cultural muy fuerte de abuso de alcohol, aunque también se relaciona con cuestiones de depresión y problemas de control de las emociones.

“Si estamos tristes el alcohol es el principal anestésico para no sentir esas emociones negativas, o cuando estamos contentos también. Esto se suma a la genética, la predisposición genética en las personas, por la historia familiar, herencia cultural que tenemos que, aunque haya campañas de las compañías cerveceras de que todo con medida, también hay una promoción brutal del alcohol”, expuso.

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Agregó que la depresión, casos de suicidios, problemas de pareja y otros trastornos terminan relacionándose con el consumo de alcohol y otras sustancias. “Si no hay un adecuado control y manejo de las emociones, y, sobre todo en personas adultas jóvenes, estas beben hasta perderse y pueden llegar a autolesionarse o lesionar a terceras personas”, comentó.

JG