Una chocholeña de tan sólo nueve años de edad, sueña con seguir los pasos de su abuelita para ser una de las mejores urdidoras de hamacas, no solo del municipio, sino de todo Yucatán, pues a su corta edad, maneja a la perfección el telar y ayuda a su abuela a la confección de dicha artesanía.
Luisa Mireya Rosado Aguirre, de 62 años de edad, lleva más de 40 años elaborando hamacas artesanales. Manifestó que, desde los tres años, su nieta Renata Sarahí Pech Nixe, ha dominado el arte del urdido.
“Yo la he cuidado, por lo que creció viéndome trabajar en el telar y jugando con los hilos como ella le decía, cuando cumplió tres años, y vi que ya se sentaba a mirarme hacer las hamacas. Le mostré como hacerlo y rápido aprendió. Cuando dijo cumplir los cuatro años ella ya sabía cómo tenía que hacer las cosas”, aseveró Rosado Aguirre.
“Me siento muy feliz por poder compartir esto con mi abuelita, desde bebé he visto como ella trabaja y como se emociona al hacer una hamaquita, de grande quiero ser como ella, y enseñarles a las personas que con dedicación podemos lograr todo lo que queramos", manifestó Renata Pech.
Luisa, quien es auto didacta, ha sido invitada por asociaciones e instituciones para impartir clases de urdido y manejo del telar en múltiples ocasiones, debido a su amplia trayectoria y el amor al arte de hacer hamacas.
“Antes de la pandemia era invitada a impartir cursos en las escuelas secundarías, en el Palacio Municipal, y en algunas plazas. Me gusta que este bonito oficio no se pierda y quieran aprender cómo se hace, cuando empecé nadie me enseñó. Yo sola veía como lo hacían y en el transcurso del aprendizaje eché a perder muchos trabajos, hasta que por fin lo logre”, externó.
La artesana comentó que, aunque el oficio es muy común en Chocholá, el 65 por ciento de los habitantes, incluyendo hombres, saben utilizar el telar. Señaló que esta práctica ha dejado de tener interés comercial y artesanal, por lo que confía que después de la pandemia pueda seguir impartiendo el amor al oficio.
“Esto me ha traído muchas satisfacciones, todas mis hijas saben hacer hamacas, pero el mundo cada día avanza más rápido y la gente va perdiendo interés por los oficios de nuestros ancestros, como el tejer henequén o urdir hamacas entre otros muchos, es por eso que me siento muy feliz porque mi nieta ame la labor tanto como yo”, dijo.
Luisa aseguró que, en la actualidad, le es cada día más difícil costear los insumos para poder trabajar, ya que sólo en lo que va del año, los hilos han elevado sus precios hasta en un 70 por ciento, pasando de 16 pesos por rollo a inicios del año, hasta 28 pesos en mayoreo.
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“Es triste ver que cada día cuesta más conseguir el material, antes estaba a 12 pesos, ahora está en 28 pesos o 32 en algunos lugares. Antes nos ayudábamos con las ventas, pero ahora que no hay a quien venderle por el coronavirus, estaría bien que nos echaran la mano algunas asociaciones para seguir impartiendo cursos y que vean que las artesanías yucatecas son las mejores del mundo”, finalizó.
GH