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Yucatán

Viven más fuereños en el centro de Mérida que yucatecos: Investigadora de la UADY

Especialistas indican que en 10 años el primer cuadro de la ciudad será como San Miguel de Allende, donde las casas son habitadas por extranjeros
El centro de Mérida siempre fue una ciudad segmentada, abandonada y terciarizada, que estaba perdiendo su característica habitacional, asegura la especialista
El centro de Mérida siempre fue una ciudad segmentada, abandonada y terciarizada, que estaba perdiendo su característica habitacional, asegura la especialista / Uriel Fernández

Desde el 2006, en el centro de Mérida se ha impulsado un proceso de transformación basado en hacerla atractiva al turismo, para satisfacer a la gente que llega de otras ciudades y latitudes, pero esto ha generado también un proceso de “gentrificación”, el cual excluye a la población existente y los reemplaza por otros de mayor nivel adquisitivo, lo que ha ido también de la mano con la especulación inmobiliaria, de acuerdo con la investigadora del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la UADY, Dra. Claudia Dávila Valdés. 

La especialista, quien recién publicó el trabajo “Transformaciones socioespaciales al noroeste del Centro Histórico de la ciudad de Mérida. Turistificación, recreational turn y gentrificación”, en conjunto con el Dr. Ricardo López Santillán, afirma que desde el 2006, hay una intención clara desde los gobiernos de favorecer las actividades turísticas, la llegada de visitantes y nuevos residentes, la gran mayoría extranjeros, pero también nacionales, lo que ha generado una gentrificación que todavía es incipiente, porque incluso los agentes inmobiliarios señalan que en unos 10 años la capital del estado podría ser como San Miguel de Allende, en Guanajuato

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En entrevista sobre el tema, expuso que el centro de Mérida siempre fue una ciudad segmentada, abandonada y terciarizada, que estaba perdiendo su característica habitacional, dando pie a diferentes áreas desérticas, oscuras, que todavía las hay, pero en gran parte se ha revalorizado el espacio.  

En particular, dijo, se ha puesto intención de hacer atractivo el centro de la ciudad  Mérida desde hace 15 años, pero no a toda el área, sino a la zona Noroeste, proceso que ha generado una turistificación, es decir, poder satisfacer al turismo, a través del embellecimiento, una mayor seguridad, una oferta comercial que, por ende, deriva en un proceso de apropiación del espacio de los nuevos residentes, que segrega a los residentes de antaño, porque no están incluidos, sino excluidos en esta dinámica de consumo y de vivienda. 

“Por un lado, tenemos cierta turistificación de la zona y eso, obviamente, ha traído o ha dado como resultado esta gentrificación de la zona. Se retoma su carácter de lugar habitacional, porque llegan nuevas personas a residir, particularmente a Santa Ana, Santiago, hacia Paseo Montejo, digamos que, a partir de la parte sur de la Catedral, porque el sur sigue siendo una parte para el abasto”, explicó. 

“Empieza este proceso de gentrificación con una intención política de revalorar y hacer a tractivo el centro y empiezan a poner intención y recursos; esto genera que el lugar se vaya embelleciendo, aburguesando”, comentó. 

Así, en esta dinámica empiezan a llegar muchos extranjeros al centro, a partir de finales del Siglo XX y principios del XXI, pero aseguró que la llegada de extranjeros genera una dinámica de embellecimiento y de encarecimiento de la zona y sobre todo de la parte norte, aunque este proceso de llegada de nuevos residentes ya se está extendiendo hasta la Avenida Itzáes, a La Ermita, Mejorada, a La Plancha. 

“Es un fenómeno que se está extendiendo, que antes era al primer cuadro, pero éste ya es un lugar que está entre vendido y remodelado”, comentó. 

Consideró que la mayoría de los que han llegado son extranjeros, aunque también hay residentes nacionales, pero aseguró que no se trata, en definitiva, de un capital yucateco. 

“Mayoritariamente son extranjeros, retirados, de más de 50 años, de Estados Unidos y de Canadá, y ya luego de otros países, pero la mayoría son de Norteamérica”, expuso. 

No obstante, dijo que aún se puede hablar de una gentrificación incipiente, que se espera siga aumentando en los próximos años, porque incluso el número de extranjeros en Mérida es muy bajo. 

Los datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) dan cuenta que en Mérida habitan 925 mil 129 personas, de las cuales el 1.31 son extranjeros, un total de 12 mil 124. Los ciudadanos de Estados Unidos que radican en la ciudad son 2 mil 954, que representan el 0.31 por ciento del total de la población en la capital. 

En este proceso, explicó la especialista, hay una apropiación del espacio por parte de los nuevos residentes y su llegada trae nuevas dinámicas y formas de consumo, por lo que es ahora común ver restaurantes gourmet que no son para toda la población, sino para los que tienen más recursos, tiendas de artesanías, galerías, entre otros negocios. 

“Las galerías de arte, que es un fenómeno que me llamó mucho la atención, hace 15 años no había galerías, la primera fue en Santiago, La Escalera y se instaló en el 2011, y alrededor no había ninguna, ahora hay una gran cantidad, en Santiago, por ejemplo, hay más de 10 y con piezas que nadie puede comprar”. 

“El residente de antaño no va ir a comprar, no tiene ese gusto por el arte y no tiene el dinero para ir a gastar. De las galerías de arte, los extranjeros no son solo los consumidores, también los artistas, pintores, también revendedores; hay hoteles boutique y ahí exponen y venden las piezas”, expuso. 

En esta nueva dinámica, comentó, sí se crea una apropiación del espacio que segrega a los residentes de antaño, porque no están incluidos, sino excluidos en estas dinámicas de consumo y de vivienda. 

No obstante, dijo que en el trabajo de investigación que ha hecho, no ha detectado un conflicto latente de la población local, porque en la mayoría de los casos son capaces de ver algunas ventajas, como el embellecimiento, más seguridad, más intención por parte de las autoridades que sea un lugar seguro. 

Pero se da también el caso de algunas marcas simbólicas y que excluyen que implantan los nuevos residentes, como letreros de que la gente no se siente a platicar, que no pasear los animales o hacer ruido, pero también hay marcas físicas como el tema controvertido que ha sido colocar árboles o macetas, queriendo generar calles verdes, cuando el centro nunca había tenido árboles ni plantas en las aceras. 

“Ellos lo ponen el sello a las casas, en el exterior, y ni decir del interior de estas que parecen museos”, mencionó. 

Dávila Valdés señalo que este proceso también ha generado un desarrollo de encarecimiento de las propiedades y, por ende, la especulación inmobiliaria que va a continuar, porque la gente que está en el negocio asegura que en 10 años la ciudad de Mérida va a ser como San Miguel de Allende, “un lugar de residentes de mayor poder adquisitivo y otros hábitos de consumo y la oferta en esta área también se ha ido transformando”. 

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Cabe destacar que en las distintas páginas de bienes raíces se ofertan casas remodeladas en el centro de Mérida que llegan a alcanzar los 10 millones de pesos o más. Incluso, tanto las que ya están remodeladas como las que no, se anuncian en dólares. 

JG

 

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