La jornada dominical “despertó”, la actividad en el Malecón Tradicional de Progreso, luego de un fin de semana con lluvias y temperaturas bajas en la costa. Ayer se presentaron alrededor de mil bañistas en la playa, considerándolo como el que más asistencia ha generado luego del término de la época veraniega.
A diferencia del viernes y sábado, en esta ocasión desde las 8:00 horas se registró una afluencia concurrida en todo el primer cuadro de Progreso, los mismos trabajadores del área, como es el caso de la artesana Olivia Kantún, aseguraron que el mal tiempo propició la escasa afluencia.
“Venimos a probar suerte, con el tiempo no podemos hacer nada. Ahorita dependemos únicamente de las familias locales, como lo fue en el inicio de la temporada de verano, cuando entre semana llegaban hasta 2 mil personas en todo el playón y el malecón, lamentablemente la lluvia pega y nadie quiere mojarse”, indicó previamente a instalarse junto a otros cinco puestos a cargo de sus homónimos de profesión.
Misma situación se vivió frente al mar, donde trabajadores de los restaurantes y los llamados “palaperos”, colocaron en conjunto hasta 250 mesas y una centena de camastros. Llamó la atención que por la apertura varios negocios ofrecieron la renta a 100 pesos, cuando los pares de camastros en días anteriores se ofrecían hasta en 250 pesos.
“Tenemos que ponernos en el papel del yucateco, ahora hay un gasto muy fuerte por el regreso a clases, yo soy papá y sólo, por lo que le piden a mi hijo en primaria me gasté arriba de 500 pesos. Ahora no se trata de acaparar clientela, se trata de por lo menos rentar y en el transcurso del día poder jalar más turistas para el sustento”, aseguró Andrés Pacheco, palapero que explicó que la renta no obliga al consumo de los establecimientos a los que pertenezcan las palapas.
Alrededor del mediodía, resaltó la aglomeración de autos en el centro del municipio, obligando a los bañistas a estacionarse en terrenos dedicados a aparcar vehículos por una renta de hasta 20 pesos la hora.
Familias con sombrillas, neveras, sillas de plástico y hasta con mascotas pudieron distinguirse alrededor de las 13:00 horas, pues el tiempo permitió al asistente disfrutar del mar debido a las altas temperaturas que se registraron.
Cabe mencionar que, desde mediados de la semana pasada, el malecón se vio delimitado por boyas que fueron colocadas por la comuna para cuidar la integridad del bañista para protegerlo de las motos acuáticas y las embarcaciones de paseo que acostumbran transitar por el área, sin embargo, varios bañistas hicieron caso omiso y se les vio fuera de la extensión.
Los mismos comerciantes afirmaron que la notable asistencia, se debe a que la restricción a la cual fueron sometidos, lejos de ayudar a la comunidad, causaron ahondar más en la ansiedad colectiva, así lo explica el experimentado artesano Guillermo Castillo, cuyo puesto se ubica a la rectitud de la calle 74 por 19 del mismo malecón.
“La gente no puede estar tanto tiempo sometida a estar encerrada, dígame usted ¿Dónde hay más peligro que la gente se enferme? ¿Dentro de los restaurantes o al aire libre? Cerrar las playas una regla que peca de ser absurda, esperamos no volver a sufrir algo así, ya nos encontramos en la parte final del año, donde esperamos menos de 500 personas por día de fin de semana, el frío del invierno alejará a la gente”, externó el comerciante.
¿Cuándo reabrieron el malecón de Progreso?
Tal como se había señalado previamente la Secretaría de Salud (SSY), la apertura en esta ocasión sólo fue para los transeúntes, pues los autos no pudieron acceder a dar un recorrido con familias a bordo, permaneciendo las vallas metálicas de la calle 80 hasta la 64, al final del malecón. Aunque la regla impuesta, varias veces no fue respetada por carritos de venta de comida callejera o por los carros de los mismos turistas, abriendo por cuenta propia el enrejado y pasando sin problema al área prohibida.
“Estas son unas vacaciones que planeamos desde principios de año, estamos contentos con todo lo que vimos en Progreso, pero algo que no nos agradó es la resistencia que notamos, en ninguna otra playa del Sur hemos visto algo igual”, exclamó un integrante de un grupo de universitarios que desde el Estado de Sonora llegaron a la península para festejar su graduación.
Otro aspecto que fue criticado por familias locales y foráneas fueron los múltiples charcos que dejó la lluvia de los últimos días, así como cerros de arena en algunas partes del área de paso.
En lo que respecta al uso de la sana distancia, esta tampoco pudo ser respetada, pues se vieron largas filas en establecimientos comerciales, como expendios de cerveza, donde los clientes no portaban los cubrebocas o pasaban a través de filtros para asegurar que no padecían algún síntoma relacionado al coronavirus y descartar contagios.
Uno de los restaurantes que no se acató las medidas preventivas en sus interiores, fue “Maya Ká”, el cual tuvo dentro de su piscina hasta a 10 bañistas al mismo tiempo entre menores de edad y adultos.
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JG