Ejidatarios de San Crisanto, Yucatán, 40 años de promover la plantación de coco

Hace 40 años, cuando el amarillamiento letal acabó con la plantación de cocos en toda la costa yucateca, Nicolás Puc y parte de los ejidatarios del puerto de San Crisanto comenzaron con la plantación del fruto en toda la costa, en coordinación con el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) y otras instituciones.

Desde ese entonces, en un terreno de cinco hectáreas, iniciaron un vivero como proyecto para comercializar esta planta a otras partes del Estado a fin de que tengan la mejor calidad y resistencia, tanto al amarillamiento letal como al anillo rojo.

Informaron que el tener las seis variedades de coco resistentes de todo el país generó que toda la costa de Yucatán se recuperara de una plaga que afectó parte de esta flora.

Nicolás indicó que en el vivero se encuentran cocos del Pacífico, Tabasco, Colima, entre otros, los cuales se trabajaron in vitro, es decir, “de una manzanita de coco los del CICY lograron reproducirla en miles para que nos la entregaran un tiempo después a fin de sembrarlas”, dijo.

Debido a la labor que hicieron por 40 años, una extensión grande de cocales fue certificada por el CICY. Actualmente, Puc afirmó que tiene un nuevo semillero de cocos de Costa Rica y Brasil, ambas con un tiempo avanzado en su crecimiento para que se pueda comercializar con las diferentes empresas que suelen llegar, así como de las personas que visitan el ejido en diferentes temporadas.

Añadió que hay estudiantes que recalan en este puerto para estudiar los lugares naturales como el cenote, los manglares y otras zonas turísticas; aseveró que también han hecho diversos estudios a estas plantaciones para llevarlas a escuelas de diferentes países del mundo.

“Muchos estudiantes vienen a visitarnos por semanas. Actualmente tenemos jóvenes de la Universidad de Harvard que se quedan aquí con nosotros y realizan infinidad de estudios, han visitado las plantaciones de coco, así como diferentes áreas que están en perfectas condiciones”, afirmó.

El entrevistado mencionó que en los años 80, durante el gobierno interino de Víctor Cervera Pacheco, fueron convocados para ir a la ciudad de Mérida a fin de planear la reforestación de El Cuyo a Celestún, ya que no había cocos; se generaron programas para saber qué cantidades de esta planta le tocaría a cada puerto.

“Desde Celestún hasta El Cuyo nosotros repartimos plantas, por eso ahora ya no vendemos mucho porque todo ya está poblado. Todo lo que se sembró en ese entonces salió de nuestro vivero”, dijo.

Actualmente, el vivero cuenta con más de 3 mil plantas en perfectas condiciones. Destacan no llevar a cabo la producción mediante camas, puesto que la siembra de coco se hace de una manera especial, de Oriente a Poniente, así como el tamaño para trasplantarlo en las bolsas en donde son colocadas para la comercialización.

Hoy en día, continúa Puc, ya no se están comprando los cocos pequeños, sino los árboles ya grandes para los jardines y pasillos de los hoteles y construcciones. Para hacer una venta de árbol ya grande, la comercialización se hace a base de metros y cada metro tiene un valor de mil pesos y las embolsadas de 70 a 80 pesos.

“Las ventas de cocos en el vivero han estado bajas, la última vez vendimos 10 matas grandes aquí en el puerto, donde todo ya está plantado de cocales y por eso ya no los adquieren como de antes. Ya no estamos dedicados como antes a su comercialización porque es poco lo que ha estado dejando”, aseguró.

En Semana Santa y verano es cuando se vende un 40 por ciento más de plantas a los turistas. En el caso del fruto, su comercialización es más en la zona de Mérida y Progreso por el turismo.

Nicolás señala que actualmente, mientras la comercialización de plantas está baja, se están dedicando a mantener limpio el vivero para que la maleza no invada el lugar.

Síguenos en Google News y recibe la mejor información

CC