Yucatán

Arqueólogo descubre palacio milenario en la zona arqueológica de Kulubá en Tizimín

El INAH investiga esta estructura junto con otras edificaciones de la ciudad prehispánica maya de Kulubá desde antes de la pandemia
Al centro hay una plaza de 100 por 100 metros con 12 estructuras / Efraín Valencia

En la Zona Arqueológica de Kulubá, recientemente se confirmó la existencia de un palacio al Oriente de la plaza principal, mediante la liberación y el reconocimiento del basamento en la parte superior del lugar, donde se hallaron unas escalinatas que habrían sido utilizadas por la elite del lugar para subir al palacio. El arqueólogo Alfredo Barrera Rubio indicó que se trata de una voluminosa construcción de 55 metros por 15 y seis de altura.

Kulubá es una zona arqueológica que se encuentra a 33 kilómetros de la cabecera municipal y que está a la espera de ser restaurada.

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El director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Diego Prieto Hernández, Eduardo López Calzada, director del centro del INAH de Yucatán, firmaron un convenio de aportaciones para impulsar la investigación, restauración y conservación de sitios claves en todo el Estado, el trabajo inició antes de la pandemia pero fue abandonado nuevamente.

Aunque es un destino poco conocido, tiene un gran valor histórico y cultural ya que se trata de una zona arqueológica que se encuentra en el municipio de Tizimín.

Cabe señalar que ha pasado por varios proyectos de restauración, los cuales no se han concretado por diversos factores. Sin embargo, continúa recibiendo la visita de viajeros que aventuran por estos lugares.

La zona abarca alrededor de 9 kilómetros y su construcción data del año 300 a.c al 1000 d.c., además el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en un boletín, señaló que Kulubá fue influenciado por la región Puc y la de Chichén Itzá.

Está compuesto por 400 estructuras entre las que destacan edificios que se reparten alrededor de las rejolladas que abastecían agua y permitían el cultivo de cacao.

Al centro hay una plaza de 100 por 100 metros compuesta por 12 estructuras. Cabe mencionar que aquí se encuentran las pirámides más altas del sitio. Éstas miden 15 metros de altura y tienen una base de 32 por 20 metros.

Las primeras intervenciones de restauración en esta zona arqueológica se realizaron en el año 1980 a cargo del arqueólogo Ricardo Velásquez Valadez y una brigada del INAH.

Entre 1999 y 2000, se reinició la restauración a cargo del arqueólogo Carlos Peraza Lope y luego de Barrera Rubio, actual director de la zona, sin embargo, las intervenciones han disminuido por falta de presupuesto y de autorizaciones correspondientes.

Importantes hallazgos

Por otra parte se confirman  la existencia de un palacio en la zona arqueológica, la estructura de 55 metros de largo es investigada junto con cuatro edificaciones del grupo C de la ciudad prehispánica maya, la cual recobra su esplendor gracias a expertos del INAH, se  iniciaron labores de conservación en edificios de los grupos A y B; mapeo y registro topográfico; y se preserva el antiguo rancho Kulubá, que data de mediados del Siglo XX

Kulubá es una zona arqueológica que espera  su estudio y la recuperación de su antiguo esplendor. Personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)  en su última exploración  consolida el llamado grupo C del asentamiento, a la par que emprende acciones de conservación en sus acabados arquitectónicos, como parte de un proyecto interdisciplinar entre especialistas en arqueología y restauración.

El arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, confirmó que la edificación fue en dos etapas, una en el periodo clásico tardío (600–900 d. C.) y otra en el clásico terminal (850–1050 d. C.).

Fue en el clásico terminal cuando Chichén Itzá, al volverse una metrópoli destacada en el Nororiente del actual Yucatán, extendió su influencia sobre sitios como Kulubá, el cual, por los datos que tenemos y materiales de cerámica tipo Chichén y obsidiana de las mismas fuentes que proveían a esta urbe maya, podemos inferir que se convirtió en un enclave Itzá”.

En la exploración también se descubrió un entierro secundario –es decir, que fue depositado allí tras haber sido extraído de su sitio original– en el cual yacían diversos individuos y que se ubicó durante la liberación del palacio, fue excavado y recibió un tratamiento de conservación inicial por parte de los restauradores, a fin de que pudiera ser resguardado en condiciones idóneas para su estudio y preservación. Futuros exámenes de antropología física permitirán determinar el sexo, la edad, las patologías e incluso los hábitos de aquellos individuos mayas del pasado.

Junto con este palacio –ubicado en uno de los tres conjuntos arquitectónicos que se estima contemplará, a mediano plazo, la visita pública de Kulubá–, los expertos exploran un altar, dos vestigios de espacios de uso habitacional y una construcción redonda que, se cree, era un horno.

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CC