Las costosas plantas de tratamientos de aguas residuales de las granjas porcícolas establecidas en Yucatán son totalmente ineficaces, ya que sólo remueven la contaminación sin poder controlar el problema, afirmó Manuel Sacristán de Alva, especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los miles de litros de agua contaminada que a diario se vierten en la entidad contienen una excesiva cantidad de nitrógeno, seguido de fósforo y otros metales, que son los principales contaminantes que generan las granjas porcícolas, causando un grave daño al medio ambiente
El problema se refleja con la flora y fauna aledaña a estas empresas, en especial las megagranjas, así como en el manto freático, a través del cual los orgánicos son transportados al mar.
Como informó POR ESTO!, en Yucatán hay más de 500 granjas porcícolas que contaminan y actualmente dos comunidades, Sitilpech y Homún, mantienen juicios para sacarlas de sus comunidades.
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El especialista de la Facultad de Química de la Unidad Académica Sisal de la UNAM, sentenció que “los tratamientos convencionales sólo revuelven la materia orgánica de las aguas, por lo que generan serios problemas, como la eutroficación de las zonas costeras”.
Resaltó que los porcicultores gastan millones de pesos en adquisición de tecnología que no remueve ni controla los contaminantes.
El entrevistado señaló que el suelo de la Península de Yucatán es kárstico, y todo se va directo al acuífero, que es la única fuente de agua potable.
Advirtió que las aguas residuales de la industria porcícola tienen una gran carga de materia orgánica, específicamente nitrógeno, fósforo y metales, tal es el caso hierro, cobre y zinc y cobre y cadmio, además de materiales emergentes utilizados para mantener la salud de los cerdos.
Mencionó que actualmente desarrollan el proyecto de tratamiento de aguas residuales en granjas porcícolas con el cultivo de microalgas, que remueven todos esos elementos químicos.
Actualmente, la UNAM recibe aguas de granjas porcícolas, y se detectó que hay entre mil y mil 500 miligramos por litro de nitrógeno, así como de seis a ocho miligramos de fósforo y de otros metales.
Con la técnica que se desarrolló en la Unidad Académica Sisal se removió el 80 por ciento del nitrógeno, el fósforo bajó a dos miligramos, en hierro hay una remoción del 90 por ciento, mientras que en cobre y zinc, cobre y cadmio el decremento oscila entre el 40 y el 60 porcentual.
La tecnología obtenida por la UNAM es económica, no requiere un excesivo gasto energético, y con la biomasa de microalgas en aguas residuales se pueden obtener productos de valor agregado, como son biocombustibles, alimentos para los cerdos, y estimulantes para plantas, además de reducir costos de tratamiento.
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CC