Conkal, municipio conurbado de Mérida, poco a poco se va quedando sin tierras para su crecimiento, pues ha tenido un progreso explosivo en la última década, según revela el Programa Municipal de Desarrollo Urbano.
Este material, en su apartado de tenencia de la tierra, señala que “la cabecera ya no cuenta con reserva disponible, la mayor parte del fundo legal se encuentra ocupado, debido a que en los últimos años ha habido un gran aumento y especulación en la venta de terrenos a inversionistas privados”.
Asentamientos
Por su cercanía con Mérida, en los últimos 10 años ha atraído el asentamiento de diversos desarrollos de tipo habitacional, en la modalidad de desarrollos cerrados (tipo privadas) que presentan mayor vinculación con la ciudad capital, por la oferta que ofrece en cuanto a educación, comercio y servicios.
Esta forma de crecimiento ha provocado una expansión de la mancha urbana de manera dispersa, lo que puede detonar desequilibrios en temas como la movilidad, servicios urbanos, crecimiento económico, acceso a la educación y afectaciones al medio ambiente.
La mayor parte de la tierra ha sido desincorporada del régimen ejidal, obteniendo el dominio pleno, lo cual ha favorecido la venta de estas zonas a particulares, principalmente con interés en el desarrollo del sector inmobiliario, lo cual es evidente con el número de desarrollos privados que hay en el municipio.
Las zonas habitacionales, se especifica, se concentran en el interior del poblado con lotes amplios y arbolados, lo cual constituye un aspecto positivo. Esta condición es diferente en otra parte, pues con las viviendas Sideco, que constituyen un experimento fallido para crear un tipo hexagonal de casas en serie.
La población manifestó su incomodidad con la pobre calidad constructiva, el deficiente diseño de este tipo de viviendas. Los lotes son muy pequeños, carecen de árboles, contrastando negativamente con otras zonas de Conkal.
En la revisión de este documento, también se halló que los lotes baldíos se localizan predominantemente en la parte externa del poblado, y aunque se encuentran en todos los sectores, predominan en zonas apartadas, lo que genera zonas peligrosas y tiraderos de basura.
Estos lotes poco a poco están siendo adquiridos por empresas, porque cuentan con vialidades y servicios cercanos para ubicar fraccionamientos de interés social, los cuales en su mayoría no cumplen con el reglamento establecido en la Ley de Fraccionamientos.
Actualmente hay ocho fraccionamientos, los cuales son El Gallo, La Guadalupana, Blanca Rosa, Santa Mónica, Los Laureles, Verde Limón, Sideco, y uno en construcción.
En esta revisión del PMDU se observó que los desarrolladores de vivienda compran un lote, generalmente de una manzana, y posteriormente lo subdividen para construir la típica vivienda en serie.
El reglamento
En la etapa de diagnóstico de este documento, se detectó que hace falta la elaboración de un reglamento de construcciones y la aplicación de Ley de Fraccionamientos del Estado.
Y ante esa falta de reglamento y la aplicación de la citada ley, los constructores no respetan el ancho mínimo de las calles y aceras, como en el caso del fraccionamiento El Gallo, que cuenta con una terracería de 5.60 metros de ancho y una acera de 1 metro de ancho; tampoco se respeta el área mínima de los espacios de las casas, a pesar de que cuentan con servicio de agua potable, las viviendas no cumplen con el servicio de medido, tal y como se observó en el fraccionamiento Santa Rosa.
La cabecera no cuenta con señalización adecuada. Para el caso de las viviendas Sideco, habitadas predominantemente por gente proveniente de fuera de la entidad, no se respeta la tipología del lote, materiales y diseño de la vivienda.
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CC