Más de mil buzos de Yucatán se preparan para el inicio de la captura de langosta, pese a la presencia de agua mala y otros factores climáticos así como la pesca furtiva, esperan con ansias el primero de julio para poder ir al buceo del crustáceo, cuyo precio podría abrir en los 740 pesos por kilogramo de cola, reveló Juan Celis, quien por años se ha dedicado a esta actividad.
Entre las novedades que podrían mejorar las ganancias está la exportación de la langosta viva a China, como se sabe los primeros en incursionar en esta novedosa manera de comercio fue la cooperativa de pescadores de Isla Alacranes, donde participan 50 integrantes dejando una importante derrama económica.
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En esta ocasión en Río Lagartos se pretende llevar a cabo este cambio tecnológico en la pesca de langosta, pues para traerlas vivas se requiere de trampas y se evita el accidente por descompresión, porque tradicionalmente se captura por buceo con compresor y manguera, práctica que ya cobró varias vidas.
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Este proyecto no solo pretende que se pague por ejemplar, sino que va más allá de la seguridad de los buzos y busca evitar los accidentes por descompresión, esto permitirá abrir nuevos mercados que actualmente demanda el producto vivo, además de la reducción de desperdicio de la langosta, ya que en la captura que hasta hoy se efectúa se desperdicia la cabeza y sólo se comercializan las colas. Hasta ahora no se ha revelado el precio en que se adquirirán las langostas aún vivas.
En julio del 2020 inició el repunte de clientes chinos que regresaban de los restaurantes, por lo que en el Aeropuerto Internacional de Auckland, el número de langostas vivas trasportadas vía aérea, de Nueva Zelanda a China, superó las 300 toneladas, un aumento del 53 por ciento, respecto al mismo periodo del año pasado.
En febrero de este año, por la pandemia y el cierre de restaurantes, no se pudo exportar más de 100 toneladas y algunos de ellos se vieron obligados a regresarlas a la mar.
Después de la pandemia esperan que esta temporada, que inicia el primero de julio, al menos las familias que dependen de la captura de estos crustáceos puedan tener un respiro económico, “ya que, hasta ahora, la pesca del mero está muy baja”, explicó el pescador.
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CC