Miles de yucatecos asistieron a las misas realizadas en los camposantos de Mérida, en honor a los fieles difuntos, a fin de dedicarles una oración a sus seres queridos.
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Los más concurridos fueron el Cementerio General y el Xoclán, con casi dos mil asistentes, quienes, a decir de los sacerdotes que oficiaron los actos litúrgicos, lo hicieron para no olvidarse de los seres que amaron.
En el cementerio Xoclán, monseñor Mario Medina Balam, obispo auxiliar de Yucatán, recordó que el 2 de noviembre es día de unión familiar y de honrar a quienes han partido al más allá. Pidió “aceptar la muerte”, porque es parte del proceso de la vida, un paso más para llegar a la eternidad. También apeló a la resignación de quienes han perdido a un ser amado, pues si bien no es un camino fácil es el único.
Asimismo, abogó por las personas que ha sido olvidadas y que nadie las visita, exhortando a las personas que les hagan un espacio en sus altares, pero sobre todo en sus oraciones, además pidió por todos los que han fallecido en situaciones violentas, como los muertos en Israel, los caídos en la guerra de Rusia y Ucrania, pero también por los que fallecieron por el huracán Otis.
En el Cementerio General, los feligreses comenzaron la conmemoración en punto de las 11:00 horas, y a ella llegaron incluso extranjeros a escuchar con atención la misa del obispo auxiliar de Yucatán, Monseñor Pedro Mena Díaz, quien dijo en su sermón que la muerte no es la aniquilación de la vida, sino un paso a la vida eterna, y que en estos días es para reflexionar y recordar los buenos momentos que pasaron juntos.
“Creen que los finados vienen de visita y los reciben con ofrendas, pero son días de recuerdos, de reconciliación y de unión entre ellos y nosotros, porque hay una vida después del plano terrenal”.
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LV