La grave contaminación del manto freático que ocasionan las megagranjas porcícolas de Yucatán, como las de Kekén, podrían acabar con las especies endémicas que viven en los cenotes, aguadas y grutas inundadas de la entidad, advirtió el especialista de la asociación Kalanbio, Efraín Chávez Solís.
Reconoció que son varias las fuentes de contaminación que hay en estos cuerpos de agua, empezando con residuos sólidos, así como por sustancia de uso agrícola: pesticidas, insecticidas y herbicidas, entre otros; pero la más dañina son las granjas, en especial, las porcícolas porque dejan pasar heces fecales que llegan a los cenotes.
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Granjas porcícolas de Kekén, bajo la mira de especialistas de la Península de Yucatán
“Las megagranjas porcícolas son las zonas de mayor concentración de contaminación”, expresó el especialista.
Expresó que “el acuífero es un ecosistema que está vivo, con una variedad y diversidad de especies muy particular, con una historia evolutiva única, es decir, especies endémicas”.
“La falta de conciencia de los empresarios afectan a estas especies vitales para el buen aprovechamiento del acuífero”, subrayó.
Lamentó la falta de planeación para el tratamiento de aguas residuales o para evitar el uso de insecticidas prohibidos, para procurar la conservación de la biodiversidad de los cenotes de Yucatán.
Reconoció que las megagranjas están en lugares inadecuados, debido a la poca profundidad en la que está el manto freático, además de que trata de un sistema endeble y fácil de contaminar.
Resaltó que todas las empresas deben de contar con un Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) así como de la tecnología adecuada para evitar la contaminación del entorno.
Sin embargo, como oportunamente publicó POR ESTO!, cerca del 10 por ciento de las 500 plantas de puercos que operan en la entidad cuentan con su respectivo MIA aprobado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Incluso, se ha demostrado que las fábricas de cerdos tienen con intrincados sistemas de tuberías para llevar las aguas residuales a puntos distantes, donde vierten el líquido, lo que impacta el entorno natural, e incluso, en algunas ocasiones llegan hasta cenotes.
Numerosos son los testimonios de los pobladores de Sitilpech, comisaría de Izamal, cuya granja está a punto de reabrir, que resultaron infectados al bañarse con agua de pozo, cuyo foco de infección se ubicada a menos de un kilómetro de la población.
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CC