Los cenotes son unos de los fenómenos naturales más interesantes de Yucatán. Profundos pozos naturales, estos cuerpos de agua, fueron imprescindibles para el desarrollo del pueblo maya, pues en el estado no hay ríos ni lagos.
Para los antiguos habitantes de la Península estas formaciones naturales eran considerabas sagrados y los utilizaba para realizar diferentes rituales y ceremonias. Para los mayas, los cenotes eran las puertas al inframundo y el su agua tenía poderes curativos.
Dentro de la cosmogonía maya, los cenotes eran el acceso al Xibalbá, el inframundo de los mayas. Ya que para ellos este mundo subterráneo se encontraba en el subsuelo, por lo que eran considerabas ventana que representaban la dualidad entre la vida y la muerte.
Los antiguos mayas creían que Chaak, el dios de la lluvia, habitaba en las cuevas y cenotes. Aun hoy en día, campesinos yucatecos todavía realizan rituales a esta deidad, para pedirle el regalo de la lluvia para sus cosechas.
La leyenda de la Tsukán
El mito de la Tsukán habla de una gran serpiente que habita dentro de los cenotes, "con una cabeza tan grande como la de un caballo", además de que posee crines. Cuenta la leyenda que los campesinos que la avistan, no deben intentar matarla, pues alguna desgracia les acaecerá. La serpiente solo abre la boca y los animales son absorbidos por el calor de su aliento.
Su principal fuente de alimento son las aves, específicamente el pájaro cheel. Cuando son viejas, les crecen alas y vuelan hacia el mar donde se retiran para morir.
Síguenos en Google News y recibe la mejor información
AA