A tres años de permanecer cerradas al público, las grutas de Loltún y Balankanché permanecen inaccesibles por las secuelas de las inundaciones que sufrieron en 2020, y hasta el momento no hay fecha alguna para su reapertura, reveló el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En Yucatán son 17 las zonas de monumentos arqueológicos abiertos al público, sólo 15 están en funcionamiento y durante el tercer mes del año se recibieron 277 mil 637 turistas.
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El 20 de marzo de 2020, a consecuencia del COVID-19, se determinó el cierre de los sitios para cortar la cadena de transmisión de la pandemia, por lo que a tres años de este operativo, las puertas de las grutas de Loltún y Balankanché siguen cerradas.
La situación se complicó a consecuencia de las lluvias de 2020, cuyas secuelas aún predominan, pues las inundaciones generaron un lodazal, lo que dificulta el acceso. Cerrarlas evita riesgos para el turismo.
Ese año el problema se complicó por las abundantes precipitaciones pluviales, por el paso de las tormentas tropicales Cristóbal y Gamma, así como de los huracanes Delta y Zeta, categoría dos y uno, respectivamente, así como de diversos Frentes Fríos. Sólo Cristóbal generó en Yucatán, del 31 de mayo al 6 de junio de 2020, un acumulado de 534 mm o su equivalente en litros por metro cuadrado, y el mayor registro fue en Holcá, con 980.6 mm.
Mientras que en el caso de Gamma y Delta, así como de los sistemas frontales 4 y 5, ocurridos del 1 al 7 de octubre de 2020, el acumulado para el Estado fue de 312 mm, pero en Sisal, comisaría portuaria de Hunucmá, fue de 517.7 mm.
Las recientes lluvias han impedido que se sequen ambos sitios arqueológicos, por eso se ha prolongado su reapertura.
Balankanché se localizada a seis kilómetros de Chichén Itzá, es una caverna que fungió como centro ceremonial de los antiguos pobladores mayas, cuya ubicación cronológica principal es el Posclásico Temprano, que data del 900 a 1200 dC.
En la gruta se pueden admirar estalactitas y otras formaciones de roca, pero el espacio más importante es una sala que se localiza a 200 metros de la entrada, donde hay una estructura llamada el Trono de Balam.
Al centro de esta misma sala de siete metros de altura se alza un gran pilar formado por la fusión de una estalactita con una estalagmita semejando una gran ceiba, llamada La Ceiba Sagrada.
Asimismo, actualmente las grutas de Loltún son el sitio arqueológico que contiene la más amplia secuencia cronológica en el Norte de la Península de Yucatán.
Las evidencias culturales en estas grutas sugieren, además, un uso como campamento en etapas tempranas y posteriormente habitacional.
El INAH informó que la secuencia de ocupación inicia con materiales que son producto de la presencia temprana del hombre en la Península de Yucatán, hacia 9000 a. C., y continúa con la domesticación de plantas y animales y posteriormente la incorporación de la arquitectura y la escultura a sus actividades cotidianas, lo que ilustra el proceso social que llevó al hombre nómada a convertirse en sedentario.
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