Yucatán

Huyen flamencos de la Reserva de Río Lagartos de Yucatán por invasión humana

Los flamencos de la Reserva de Río Lagartos de Yucatán han comenzado a sufrir las afectaciones de la invasión humana
Informaron que los agrotóxicos están contaminando el manto freático / Efraín Valencia

El Cambio climático, la contaminación  por agroquímicos, metales pesados e hidrocarburos, así como los cambios en la salinidad y otros factores como la presencia de turismo masivo en la Reserva de la Biosfera de Ría lagartos está ocasionando la migración de los flamencos a otras áreas menos contaminadas para su supervivencia y  reproducción.  

En el marco del Día Mundial del Flamenco, que se conmemora hoy, el biólogo ambiental José Cruz Hoil Rajón resaltó varios  factores que están ocasionando  que esta especie busque lugares más tranquilos para anidar, lejos de su hábitat natural. Comentó que desde la temporada anterior se reprodujeron en San Crisanto. El biólogo informó que debido a la contaminación y la presencia de personas en el área natural, los flamencos rosas han sido perturbados y han comenzado a desplazarse hacia otros sitios.

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En la Reserva de la Biosfera de Ría Lagartos destacan entre la fauna local las especies que son vitales para el ecosistema, como el flamenco del caribe (phoenicopterus ruber ruber) cuya distribución en México se restringe a la porción norte de la Península de Yucatán. Las colonias de anidación se localizan en una pequeña porción al Este de la Reserva. A pesar de tener poblaciones considerables en otras partes de la región del Caribe, como la Península de Florida y las Bahamas, está considerada bajo protección especial

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La Reserva está limitada por 90 vértices de la poligonal con una superficie de 60 mil 347.82 hectáreas, se localiza en el extremo oriental de la franja litoral de Yucatán; al Norte limita con el Golfo de México, al Sur con los municipios de Tizimín, Río Lagartos y San Felipe, al Este con Quintana Roo y al Oeste con el municipio de San Felipe.

La Reserva se ubica a 270 km de la ciudad de Mérida y a 50 km de Tizimín. El acceso a la zona se puede realizar por las carreteras pavimentadas que comunican con los poblados de San Felipe, Río Lagartos, Las Coloradas y El Cuyo, por el camino de terracería transitable que comunica los poblados de Las Coloradas y El Cuyo, también por vía marítima hasta los puertos de San Felipe, Río Lagartos y El Cuyo que cuentan con instalaciones básicas para embarcaciones de cabotaje.

Se ha visto también afectada la disminución de la vegetación subacuática como hábitat, refugio y alimento para gran variedad de especies de peces, crustáceos y moluscos. Con respecto a ello, el aumento en el número de lanchas que brindan sus servicios turísticos en la ría puede causar un impacto negativo al podar la vegetación, especialmente en las zonas más someras, como la cuenca de Las Coloradas.

El principal impacto se da para la población de flamencos porque los turistas en su afán de tomar buenas fotos se acercan demasiado a las colonias de aves. Estudios realizados sobre el comportamiento de los flamencos mencionan que el 48 por ciento de su tiempo lo dedican a alimentarse y si son perturbados continuamente por embarcaciones turísticas, disminuyen el tiempo de su alimentación. Un daño sobresaliente en esta costa, aunque menos frecuente, se da por los vuelos muy bajos por avionetas y helicópteros. Asimismo, el choque de individuos en el cableado del sistema eléctrico por falta de boyas o luces en los postes es una causa de mortalidad que puede prevenirse.

Con base en el diagnóstico de los recursos naturales y de acuerdo a la zonificación propuesta, se han identificado áreas que son críticas por su grado de deterioro, según el especialista.

En un estudio reciente efectuado por  el Laboratorio de Biotecnología Acuícola y Marina del Instituto Tecnológico de México Campus Tizimín, a cargo del docente investigador  Juan José Sandoval Gio, se obtuvo como resultado contaminación por agroquímicos, metales pesados e hidrocarburos en la Reserva de la Biósfera Ría lagartos.

  En otro estudio que se está desarrollando desde  hace siete años  sobre toxicología,  un estudiante de la maestría en ciencias en agrosistemas sostenibles hizo evaluó dos vertientes:  la presencia de  glifosato de la  Biósfera, del agua de las llaves  y de la mar;  la otra fue cuantificar  la población de  la cacerolita de mar  con el objetivo de conocer que está causando su disminución de forma alarmante.

“Todas las muestras  que  se evaluaron   tenían glifosato, había bioacumulacion de este químico. Se encontró glifosato en el sedimento y por la manera en que la cacerolita lleva sus hábitos de alimentación posiblemente  se había alimentado de gusanos e invertebrados que estarían  contaminados”,  detalló el profesional.

 “En la ría  se encontró en el 100 por ciento de las muestras residuos de glifosato, pero aún no valoramos el porcentaje. Hay una alarma en la Reserva porque no solo la cacerolita de mar está  ligada a este problema, también está el flamenco y la tortuga marina. No sabemos con exactitud cómo está respondiendo la presencia de estos residuos en el organismo de los animales”, explicó.

“Se le dará continuidad al estudio con otras especies invertebradas como el  pulpo, en vertebrados como el cocodrilo y flamenco para conocer qué tanto  está afectando este herbicida utilizado a  nivel mundial  para controlar la malaza en soya transgénica, cuyos residuos están yendo al manto freático. Esa es la preocupación que tenemos como  investigadores académicos”, indicó.

 También se encontraron metales pesados y compuestos de hidrocarburos como el pireno, estos químicos también se han hallado en cenotes de  Quintana Roo y por ello es alarmante, pues no sólo en el mar existe el peligro, sino que en los ojos de agua también pueden perecer las especies.

 “Hemos visto  con buenos ojos la iniciativa,  la limpieza de playas, pero desafortunadamente la contaminación por residuos sólidos, no es la única que existe. Lamentablemente, la contaminación química  es  la más dañina y no podemos verla, podemos percibir el agua limpia de los océanos, pero no sabemos qué contaminantes existen”.

 La actividad agropecuaria y la industria petrolera, así como  la actividad turística, están afectando el ecosistema y es momento de actuar, pues de lo contrario todas las fuentes de trabajo también están  en riesgo y lo más importante es que la vida en el planeta puede acabarse.

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CC