Don Benigno Pisté Quetz cumplió esta semana un siglo de vida, por lo que Chuburná se encuentra de fiesta, ya que la historia de este poblador oriundo de Cosgaya trae innumerables anécdotas que comenzaron por medio de la unión sentimental con una pobladora de dicha comisaría que acostumbraba a llevar víveres a los trabajadores de la salinera.
Visitado en su domicilio, situado a una cuadra de la playa y a dos de la plaza principal, el hombre agradeció la presencia de la prensa local, pues en sus tiempos de juventud acostumbraba a brindar parte de su tiempo a todo reportero que requería saber sobre la pesca, el campo y la apicultura, ramas que domina a la perfección.
Benigno Pisté nació el 13 de febrero de 1924, siendo el segundo hijo de un matrimonio conformado por Olegario Pisté Aké y Dominga Quetz. Su hermana mayor fue la fallecida Rosario Pisté Quetz, mientras que su consanguíneo mayor es Federico Pisté Quetz.
“No conocí a mi papá, pues falleció cuando era un niño. A Chuburná llegué durante el verano de 1945, específicamente para trabajar en la salinera, donde conocí a mi esposa, que era parte de las mujeres que nos otorgaban alimento y agua. Con mucho respeto empecé a tener acercamiento con ella”, relató el destacado poblador.
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De su unión con Lidia Pool Lezama nacieron ocho hijos: María Otilia, Jesús, Rafaela (Q.E.P.D.), María Félix, María Eugenia, María Angelina, María y José Adrián. Cabe mencionar que la compañera sentimental del hombre que cumplió 100 años de vida falleció hace un par de años, a escasos días de cumplir 90.
Debido a que en 1988, el huracán Gilberto destruyó la afamada salinera, Benigno Pisté Quetz tuvo que incursionar en la pesca, la apicultura y últimamente en el campo, donde afirman sus hijas María Eugenia y María Angelina, que el hombre entrevistado se retiró a los 98 años, luego de que se sintió cansado por dicha labor.
“Ha cambiado mucho todo para mí. Chuburná era muy diferente y la juventud de ahora la veo muy adelantada. Antes había mucho respeto para la gente grande. Algo que no me gusta es saber acerca de suicidios de gente muy joven, no debe ser”, agregó.
Las dos hijas del abuelito destacaron que no sorprendió a los miembros de la familia que nadie padeció el COVID-19, debido a la sana alimentación basada en alimentos que Benigno Pisté cosechaba, aparte de que su dieta incluía pescado fresco. Tampoco faltaron los hábitos saludables como el sueño largo y evitar sustancias nocivas para la salud.
“Estoy contento por como mi vida se encuentra rodeada de mis seres queridos. Para mí fue una sorpresa tener a tanta gente que me aprecia en la celebración de mi cumpleaños. Hasta me trajeron mariachis y yo sin saber nada. También fue grato platicar con ustedes, muchas gracias de verdad”, finalizó el hombre, que recién cumplió un siglo de existencia.
Él registró de la edad longeva de este poblador de Chuburná ya se encuentra inmerso en las estadísticas del INEGI, organismo que lo visitó hace un par de años. En estos días, su cumpleaños número 100 ha sido motivo de múltiples felicitaciones por parte de la comunidad de Chuburná y poblaciones aledañas.
Progreso cuenta con varios abuelitos de edad longeva
En los últimos dos años, han sido varios los pobladores de este municipio que han recibido la visitan del periódico POR ESTO!, para dar a conocer sus vivencias a lo largo de su extenso andar dentro del mundo terrenal. Justo en noviembre del 2023 resaltó el caso de una abuelita centenaria.
Se trató de Carlota Rodríguez Lozano, quien hace unos meses se convirtió en una de las pocas adultas mayores en este municipio que han llegado a tal edad. La historia de esta distinguida ciudadana comenzó a escribirse en los años 20, cuando nación en Tzucacab. A pesar de que en el núcleo de su familia se padecía pobreza, el trabajo y el amor con sus consanguíneos le dieron motivos para salir adelante.
Otro caso es el del profesor jubilado Jorge Ignacio Cachón Mejía, de 95 años y mejor conocido como Chichán, quien sigue recordando sus andares en la educación, sobre todo dentro de la Secundaria Carlos Marx, donde se ganó el corazón de varias generaciones que compartieron momentos con el ahora nonagenario, dentro del taller de electricidad, sitio donde se desenvolvía.
Hijo de Aurelia Mejía e Ignacio Cachón, este aclamado maestro vio la luz en el municipio de Maní el 2 de noviembre del año 1928, por lo que el entonces niño Jorge Ignacio fue parte de eventos como la Primera y Segunda Guerra Mundial.
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NM