La apicultura en Yucatán continúa en crisis, ya que, además del desplome del precio del dulce, la sequía que perturbó a la entidad a principios de año y el cambio climático afectaron gravemente la cosecha de miel, tanto en la región Oriente como en el Sur del estado, registrándose una disminución del 22 por ciento respecto a años anteriores.
Según Freddy Monforte, responsable del centro de acopio Miel Gabriela, en el Oriente del estado, la cosecha de este año disminuyó significativamente, sólo se lograron captar 210 toneladas de la melaza, frente a las 270 del año anterior; es decir, 60 toneladas menos.
Reveló que este problema no es nuevo, ya que a lo largo de los años la actividad apícola ha decaído y muchas personas la han abandonado, por no ser viable. Dijo que este problema se agudizó desde finales del 2019, debido al cambio de clima, incluyendo sequías prolongadas, lluvias irregulares y la tala indiscriminada, que ha reducido las reservas naturales del monte para convertirlas en potreros para la siembra del zacate.
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A estos problemas también se le ha sumado el uso de agroquímicos que han afectado gravemente la vida de las abejas y de muchos arbustos, entre ellos el tajonal, que es conocido por su importancia en la producción de miel unifloral, polen y su valor en el mercado internacional. Sin embargo, su población está siendo diezmada por el uso de agroquímicos y la deforestación, impactando directamente la capacidad de las abejas para producir miel de alta calidad.
“Este arbusto es de suma importancia en el arranque de las temporadas que se registra a principios de cada año, en los meses de enero, febrero y marzo. Es una especie vegetal principal representando el 45 por ciento de los granos de polen presentes en el dulce”, dijo el líder apícola.
Reveló que la miel de tajonal es muy apreciada por su color ámbar, consistencia ligera y líquida con un aroma herbal floral, cuyas características son valiosas en el mercado internacional, además en el área de la Península de Yucatán aporta el 36 por ciento del volumen total de la miel que se capta en México.
Además de los retos ambientales, los apicultores enfrentan una presión económica considerable. El precio de la miel ha sido afectado por la introducción de jarabes azucarados de origen chino en el mercado internacional, reduciendo drásticamente los márgenes de ganancia de los productores locales. A pesar de esfuerzos recientes, el precio promedio cerró este año en 23 pesos por kilogramo, lejos de ser rentable para muchos.
“La región Oriente se ubica entre uno de los primeros lugares como productor dentro de la actividad apícola, ya que aún sigue conservando su dulce libre de contaminantes. Yucatán es uno de los estados más importantes de la producción a nivel mundial, el 95 por ciento de la producción se destina a mercados internacionales, como Europa, Alemania, Suiza, Inglaterra, Italia, Filipinas, Bélgica, Holanda, Estados Unidos y actualmente hasta Los Emiratos Árabes”, puntualizó.
Por su parte, Manuel Jesús Góngora López, jefe de Distrito de Desarrollo Rural en Tizimín, reveló que, de acuerdo con el padrón de apicultores nivel estado, a nivel entidad se cuenta con 15 mil apiarios con 300 mil colmenas y 100 mil apicultores. En la región Oriente, que comprende a los municipios de Tizimín y Valladolid, hay 3 mil 200 productores.
La situación también implica a los pobladores de Peto, quienes apuntaron que la temporada de extracción fue crítica, ya que es más la inversión que se hace que lo recuperado, debido a los altos costos de los equipos, desde una tapa, fondo, cuadros hasta cera.
Luciano May, dedicado a la apicultura en la zona, destacó que la tala excesiva de árboles y la irregularidad de las lluvias, exacerbada por una intensa sequía prolongada, han impedido una floración adecuada de néctar. Esto ha resultado en una crisis con menor producción y precios más bajos de la miel, algo que no se había visto en años anteriores, aunque al finalizar la temporada finalmente se presentaron precipitaciones.
Mientras que Víctor Tamayo, otro apicultor de la región, compartió su desánimo ante la situación actual de la actividad, que históricamente había sido un paliativo para el sostenimiento familiar. En respuesta a los bajos precios y la disminución en la producción, Tamayo ha optado por envasar y vender directamente su melaza a consumidores locales, obteniendo un precio de 50 pesos por litro y 30 pesos por medio litro, lo cual le ha brindado resultados positivos.
A pesar de los esfuerzos continuos de los apicultores, Tamayo subrayó que la situación va en decadencia. La población de colmenas está disminuyendo y los rendimientos de la extracción no alcanzan para recuperar las inversiones realizadas, lo que agrava aún más el desánimo en la comunidad apícola local.
GC