Alrededor de 400 embarcaciones mayores y 6 mil ribereñas, que en total agrupan a 13 mil pescadores en todo Yucatán, iniciarán mañana la ansiada temporada de pulpo, lapso considerado como la salvación para un rubro pesquero que desde diciembre del año pasado sólo ha arrastrado varios sinsabores, señaló José Luis Carrillo Galaz, presidente de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas.
Los hombres de mar ya están preparados para zarpar, por lo que han realizado millonarias inversiones. Se estima que en promedio, cada embarcación mayor gastó 200 mil pesos; mientras que la tripulación de las lanchas ribereñas desembolsó cerca de 5 mil pesos, lo que nos da un total de 110 millones de pesos.
A pesar de que el precio para los armadores pesqueros aumentó hasta en un 20 por ciento, a diferencia de hace un par de años, maquetas de hielo, carnada y vivieres comenzaron a ser trasladados a los puntos de embarque de los litorales yucatecos.
Un punto importante es que la mayoría de la derrama económica permea en el comercio local por pedidos de productos que rondan la tonelada, como tortilla, carnes, verduras, levadura, así como artículos de higiene.
Tampoco han faltado los encargos por parte de flotas pesqueras que solicitan maquetas de hielo, combustible tipo Diesel y los cargamentos de carnada.
El avituallamiento no tiene el mismo costo en todo el estado. En el Litoral Oriente, el empresario Manuel Sánchez Massa explicó que si la temporada tiene un buen arranque podría haber problemas de escasez de hielo en la región, pues en algunos puertos tienen que comprarlo en Tizimín, por lo que han ideado una estrategia: los barcos saldrán de manera escalonada y retornarán de la misma manera para que puedan surtirse del producto frío y nuevamente irse a la mar.
Con respecto a la inversión, que varía en las lanchas ribereñas, el empresario de la congeladora Rodri señaló que en el Litoral Oriente, que comprende los puertos de Río Lagartos, San Felipe y El Cuyo, donde hay unas mil 50 lanchas, tan sólo en el equipamiento de una embarcación se destinaron 9 mil pesos; el primer gasto fue la limpieza de la lancha con un costo de 200 pesos; el segundo fue para las dos jimbas, se destinaron 200 pesos para cada una; cinco rollos de hilo pulpero con un costo cada uno de 140 pesos; siete kilogramos de plomo pulpero, con un costo de 90 pesos por kilo; de cinco a siete kilos de carnada, a lo que se le suma mil 500 pesos de combustible y 2 mil pesos de anticipo para el pescador.
A esto se le suma el valor del equipamiento del alijo, que al igual lleva dos jimbas, tres rollos de hilo pulpero, cinco kilos de plomo, 300 pesos de carnada y 2 mil pesos de anticipo para el pescador.
Tomando en cuenta que una lancha lleva un alijo, hace un gasto total de 12 mil 390 pesos, pero si lleva dos se eleva a 15 mil 760.
Parte de los beneficios del pulpo es para las lanchas ribereñas que han ido en búsqueda del cangrejo ocol, el cual se usa como carnada para atrapar al octópodo. Aunado a ello, desde que inició la temporada de mero, también están en activo las llamadas lanchas sardineras.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Pesca, el padrón de marineros es de 12 mil en Yucatán; sin embargo, llegan hombres de mar desde diversos puntos de la Península, de los cuales se estima unos mil.
En Progreso, se cuenta con el 55 por ciento del total de pescadores. Desde la semana pasada ya circulan en el municipio diversos elementos de navegación mayor provenientes de estados como Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas.
Lo atractivo para estos trabajadores que irán en busca del octópodo son los anticipos que reciben de las embarcaciones mayores, los cuales van de los 15 mil hasta los 25 mil pesos, dependiendo de la habilidad de cada marinero enlistado en estos buques que registran plantillas de al menos 20 personas, un maquinista y un cocinero.
En el Litoral Norte, más de 80 embarcaciones ribereñas y cerca de 150 hombres del mar se encuentran preparados; gastaron desde 2 mil hasta 50 mil pesos, dependiendo del trabajo del mantenimiento que necesitaron las lanchas, como es el caso de la fibra, la colocación de pintura, la compra de anzuelos, cordeles y las jimbas, que son principalmente la herramienta para colgar los hilos. También depende si saldrán un día o estarán más tiempo en el mar.
Una inquietud es en cuanto a la carnada. El pescador Pedro Canul dijo que hasta el momento no tienen informe del precio con el que estaría entrando el cangrejo ocol, ya que durante el cierre de la temporada pasada llegó a los 190 pesos el kilo, valor que sepultó el final del período de captura. Se espera que el kilogramo entre en los 100 pesos.
Pero también hay incertidumbre con respecto en el valor en que se comprará el molusco. El pescador Jesús Palma, del Litoral Norte, recordó que el año pasado se pagó en 50 pesos el kilo, un monto bastante bajo; además, era muy poco lo que se capturaba por su escasez debido a la pesca furtiva que se generó en tiempo de veda, aunque podría ocurrir lo mismo por la misma actividad ilegal que se ha reportado en otros puertos, como el Oriente.
Hasta ahora los pescadores se encuentran con la expectativa de ver qué tan favorecedora podría ser esta temporada de la fiebre del pulpo, en donde la del mero y la langosta han sido catalogadas en temporadas pasadas como desfavorecedoras.
La meta es superar la cifra conseguida en el 2022 y que no se pudo batir el año pasado. En aquella temporada se consiguieron 19 mil toneladas del producto marino. También se tiene como objetivo crear conexiones con el mercado europeo que cerró sus puertas para la importación del pulpo maya en 2023.
Como publicó POR ESTO!, parte del buen ánimo de los pescadores recae en que tras el paso del huracán Beryl el mar podría estar revuelto y eso podría propiciar a que sea más fácil tener ejemplares aceptables de molusco.
Para el empresario Sánchez Massa, del Litoral Oriente, se espera que el precio fluctúe los 100 pesos el kilogramo. “Hay una buena expectativa, pues en las congeladoras no hay en existencia producto, por lo que habrá estabilidad en cuanto al precio”, dijo.
Las congeladoras también se han preparado equipándose para todo lo necesario; por ejemplo, para empacar el producto han adquirido flejes, grapas, bolsas y han contratado suficiente personal para arrancar la temporada.
Entre lo negativo, se contempla el delito que cometieron varias lanchas furtivas que fueron halladas en las cercanías de Progreso y en otros puertos, como Telchac, Ríos Lagartos, San Felipe y El Cuyo. Las pruebas se encuentran a través de las redes sociales, aunque este tipo de situaciones tienen varios años.
Justo a principios de este mes, la Secretaría de Marina Armada de México detuvo a un buzo que tenía consigo 20 kilos de cefalópodo. La actividad fue denunciada por parte de los pescadores locales y se logró su detención. Esta acción podría darle al sujeto hasta tres años en la cárcel.
El pulpo maya, especie endémica de Yucatán, es reconocido por su simetría corporal, su gran capacidad de aprendizaje y desarrollo físico. En el pasado, estos ejemplares fueron altamente demandados por las cocinas oriental y europea. En años recientes, Estados Unidos se convirtió en el mayor consumidor de ese tipo de molusco.
Parte de los resultados obtenidos en años anteriores por las investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca) en el Centro Regional de Investigación Pesquera (CRIP) en Yucalpetén, Yucatán, revelan que los pulpos existentes en la región se encuentran en peligro por las prácticas inadecuadas que efectúan algunas personas al realizar la pesca ilegal en la región. Aunado a ello, según la NOM-008-SAG/PESC-2015, la talla mínima de captura para cualquier embarcación es de 11 centímetros de longitud de manto.
“Ya estamos dejando todo listo, sólo estamos esperando los últimos detalles para salir desde temprana hora el 1 de agosto, esperemos no alejarnos del puerto, calculamos estar entre seis y ocho brazas”, destacaron pescadores de Chabihau.
En caso de no buscar la especie en aguas cercanas en las primeras semanas, los hombres del mar aseguraron que optarán por alejarse en pequeños viajes hasta las aguas del puerto de San Felipe, donde han recalado cada año cuando ven que la especie no abunda cerca de ellos.
GC