Pobladores de Telchac Puerto confirmaron que en los humedales ubicados al Sur de Telchac Puerto están los preparativos para el surgimiento de la “nueva Riviera” de México: una apuesta del boom inmobiliario que pasa por alto las zonas naturales protegidas por leyes nacionales e internacionales.
En la franja Sur de este municipio se observan las primeras vías de terracería y divisiones. A orilla de la playa, luce su primer condominio cerca de los manglares, y se prepara para recibir a los miles de clientes de las distintas inmobiliarias asentadas desde las franjas limítrofes con Telchac Pueblo y Dzemul.
Como publicamos ayer, una fotografía del martes 6 pasado, tomada por el satélite Centinel-2, sobre la costa Norte de Yucatán, encendió las luces de alerta en la comunidad ambientalista mundial: por primera vez en la historia, lotes de inversión se levantan al Sur de Telchac Puerto y de plano se metieron a los humedales, protegidos por las leyes ambientales.
Amplia zona deforestada en esa zona norte coincide con los desarrollos que se imputan a los principales socios de Grupo Inverco -entre quienes se menciona a políticos, notarios públicos y prestanombres-, vinculados con la acusación de medio millar de clientes del fraude e incumplimiento de los contratos de entrega de sus residencias.
Entre otros accionistas del actual Consejo de Administración de Grupo Inverco, Eyder Efrén Martín Chan y Eduardo Ignacio Manzanilla Masqueff también figuran como integrantes de otro grupo inmobiliario –CM Capital, S.A. de C.V.- que en el municipio de Kanasín despojó de 214 hectáreas a Jesús Aldana Martínez, para integrarla a los socios inmobiliarios que en Yucatán impulsó el exgobernador tabasqueño Andrés Granier Melo y su secretario de Finanzas José Manuel Sáiz Pineda, luego de que estos purgaron cárcel por desviar cientos de millones de pesos del erario.
La zona de operación de ese grupo inmobiliario se concentra en: Progreso, Conkal, Motul, Baca, Dzemul, Chicxulub Pueblo, Río Lagarto, Telchac Pueblo, Dzilam, Sinanché, Celestún, Dzidzantún, San Felipe y Hunucmá.
En esos municipios, miles de compradores de todo México y de diversos países fueron atraídos por la burbuja inmobiliaria que sigue vendiendo la imagen de paz, tranquilidad, belleza, cultura, historia, seguridad, y crecimiento económico del estado, con la cereza de vivir “cerca de la playa”.
GC