Marco Antonio Cupul Ku, integrante de la Alianza Maya por las abejas Kabnáalo’on, originario de Dzonot Carretero, en el municipio de Tizimín, teme volver a ser afectado por la fumigación del campo agrícola que se encuentra cerca de sus tierras.
En el año 2018 perdió más de 600 colmenas y el daño ha continuado hasta la fecha, la demanda que interpuso con apicultores afectados de siete comisarías aledañas ante Senasica no procedió a favor de los afectados, a pesar de las pruebas que presentaron.
El 18 de junio de ese año en la época de la floración, fue cuando se vieron perjudicadas, no solo las colmenas, sino la zona arbórea aledaña a Río Lagartos, tuvieron que pasar dos años para que se iniciara la restauración, se presentaron a partir de ese mismo año denuncias ante la Profepa y Senasica por el daño ambiental, en ese entonces bajo el desconocimiento, fue cuando se perdieron muchas colmenas, señaló.
Fue un año después cuando dichas dependencias acudieron a la zona afectada, pero poco hicieron para dar una solución a los apicultores, argumentando la falta de personal que pudiera verificar y constatar los daños al momento de los hechos.
La muerte de una abeja sucede a partir de las 48 horas en las que tiene contacto con los plaguicidas.
En el año 2023 varias fumigaciones aéreas con plaguicidas y herbicidas dañaron de nuevo esta zona, donde alrededor de 400 colmenas se vieron afectadas por estos sucesos. Ante la nula respuesta de las dependencias, los apicultores afectados empezaron a recolectar pruebas, capacitarse e investigar por su propia cuenta qué es lo que estaba eliminando a los insectos de la zona.
En el año 2024, las comisarías de San Pedro Dzonot y San Luis Tzuctuk reportaron la muerte de más abejas y colmenas afectadas, todas ellas cercanas a plantíos de sorgo y maíz de los campos agrícolas de la empresa EnerAll, que se producen en esa zona.
Las pruebas e investigaciones de los propios apicultores revelaron que más de mil 700 colmenas resultaron afectadas sólo el año pasado, comentó Cupul Ku.
Se denunció de nuevo con el censo de los apicultores afectados y las pruebas recabadas ante Senasica; el dictamen de la dependencia arrojó que todo se encontraba bien y no había daño por las fumigaciones, ni el uso de malas prácticas en los agroquímicos.