La tradicional vaquería que se festeja religiosamente los lunes en los bajos de palacio municipal, ayer se modificó y fue tomada por las ánimas y los pixanitos, las almas de aquellos niños que perdieron la vida.
Previó al evento, los asistentes disfrutaron de la obra de teatro regional: “No me asusta el Pixán”, para luego dar paso a las 9 de la noche a la escenificación y espectáculo de la jarana yucateca. Mismo que empezó con plegarias y rezos para aquellas almas que se adelantaron en el camino y regresan en para convivir con sus familias. Con incienso y velas se abrieron paso en una procesión, del pixán más chico hasta el mayor.
Se recordó que la celebración del día de muertos del 31 de octubre se dedica para los niños muertos, con cuya ofrenda se colocan colores vistosos, dulces y algunos artículos que el difunto niño gustaba de jugar.
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El día primero, llegan las almas de los adultos, y el día dos se dedica a todos los fieles difuntos, tanto niños como adultos y se coloca en una jugará la comida y bebida de aquellos que ya se fueron.
Los sones y jarabes del folclor yucateco se hicieron presentes anoche, durante la velada, en la que se escucharon los compases de 3/4, donde las suertes y colores que portan se mezclaron en la fiesta de la vaquería, en la que se asemejó la convivencia entre el mundo terrenal y el inframundo. Durante los bailables de los ballets folclóricos, entre los asistentes, algunos pixanitos se encontraban compartiendo y haciéndoles “travesuras” a los asistentes, con el objetivo de demostrar la esencia del folclor yucateco.
Entre los bailes sobresalen aquellos clásicos como las cintas de colores, el chinito coy coy, las mujeres que se pintan, el torito y aires del Mayab.
La vaquería de las ánimas, es un espectáculo único en su género, que desde hace mucho tiempo el ayuntamiento de Mérida integró al marco de los festejos del Hanal Pixán y que año tras año se ha ganado la admiración de los espectadores nacionales y extranjeros que anoche disfrutaron de la velada.
Asimismo, se escucharon algunas bombas yucatecas (versos chuscos y cortos) que también formaron parte de la velada en honor a los difuntos. Las mujeres, vistieron de gala, con vistoso terno; los hombres llevaban un pañuelo rojo al cuello; todos pintados de ánimas.
