Luego de haber permanecido un trimestre sin noticias de los piratas modernos en el mar que rodea a Progreso, este viernes fueron asaltadas un par de tripulaciones que tienen base en el puerto de Chelem y en el embarcadero “La Caleta”.
Para fortuna del gremio dedicado a la actividad en altamar, la banda de cuatro criminales fue capturada por una unidad de la patrulla costera, después que los permisionarios de los navíos dieron conocimiento de lo sucedido a sus trabajadores.
Lo relatado entre la comunidad de la pesca en Progreso señala que los piratas esperaban a por lo menos una docena de millas náuticas, siendo sus primeras víctimas una lancha con dos pescadores, quienes al escuchar disparos al aire temieron por sus integridades y huyeron del punto donde se encontraban, pero fueron alcanzados por los criminales.
En el encuentro, el experimentado hombre de mar Vicente Pech intentó dialogar con los “visitantes”, pero dada su furia estos, procedieron a golpear a sus dos presas y luego los despojaron de un motor fuera de borda de 60 caballos de fuerza ecológica.
A pesar de haber quedado a la deriva, solamente bastó una media hora para que los dos agraviados fueran rescatados por un navío de embarcación mayor que navegaba cerca del área de conflicto, por lo que se entabló comunicación con otra lancha para que fuera buscar a los dos pescadores y de paso remolcara el navío que se quedó sin motor.
Casi a la brevedad, la mira de los cuatro amantes de lo ajeno se situó en la barca dedicada a pescar sardina, “Langosteros de Progreso”, cuyo dueño informó que es el experimentado empresario del rubro, Rafael Manzaro, quien nunca antes había sufrido una situación de este tipo.
En este caso también hubo disparos al aire y se sustrajo el motor fuera de borda, solo que este era de 75 caballos de fuerza y estaba valuado en más de 40 mil pesos. Además, a la tripulación de tres elementos se les despojó de sus teléfonos celulares.
Un suceso fuera de lo normal ocurrió después, ya que el quedar a la deriva, los hombres de mar hicieron uso de su ingenio para encender con sus propias playeras y franelas, una antorcha en señal de auxilio, para ser avistados por otros colegas, que sin perder tiempo los ayudaron a regresar a su zona de atraque, en “La Caleta”.
Por su parte, las autoridades llevaron a cabo un operativo en altamar para atrapar a los cuatro protagonistas de estos crímenes, los que fueron localizados navegando con las pertenencias ajenas a bordo.
Luego de ser interceptados, fueron vinculados ante la Fiscalía General del Estado (FGE) con sede en Progreso, organismo que los trasladó a Mérida, donde enfrentarán sus respectivos juicios. Todos los integrantes de esta banda, se afirmó, son originarios del Estado de Tabasco.
Entre las investigaciones que se dieron a conocer, llama la atención que los responsables serían pescadores de origen foráneo, pero con permanencia de varios meses en el puerto, específicamente desde que inició la pesca del pulpo en Yucatán, el pasado mes de agosto.
Este suceso se realiza en medio de una transición que empezó precisamente esta semana en el embarcadero “La Caleta”, pues luego de haberse registrado múltiples percances en altamar, se emprendieron acciones a nivel municipal para la comunidad ribereña, buscando la estabilidad y seguridad del pescador.
Cabe mencionar que los navíos de embarcación menor son los más vulnerables a sufrir asaltos de este tipo, pues los barcos de mayores dimensiones acuden a sus labores durante 20 días con unas tripulaciones de por lo menos 15 elementos, por lo que los piratas tienen mayor oportunidad de sustraer objetos, dinero y especies de una lancha ribereña con tres personas a bordo.
En parte, se le atribuye la aparición de estos criminales marítimos es la mala racha por la que se encuentra pasando el sector pesquero, sobre todo porque los cargamentos de la fiebre del pulpo no han sido los esperados, tanto para la navegación mayor como para la navegación menor.
La modalidad de esta delincuencia, para mala suerte de los pescadores que cumplen con las reglas de las autoridades respectivas, es tomada por hombres de mar que no pertenecen a ningún censo o que cuentan con dificultades para salir en busca de especies marinas, por lo que comienzan a delinquir para tener sustento.
Justamente, la última vez que se tuvo un caso de ataque de piratas en altamar ocurrió un par de semanas antes de arrancar la temporada de cefalópodo, específicamente el 29 de julio, a tres millas náuticas de la costa del puerto, con una lancha conducida por un sujeto identificado como José A.N., fue interceptado por encapuchados a bordo de un navío similar, pero sin nombre o matrícula de identificación.
A pesar de que salió librado y con vida el hombre de mar, los malhechores obtuvieron de motín un motor fuera de borda con valor superior a los 20 mil pesos, el cual hasta el momento no ha podido ser recuperado por las autoridades que atendieron el caso.
Ese mismo día, una lancha propiedad del empresario Luis A. M., también sufrió la misma pérdida, solo que en esta ocasión fueron tres de sus trabajadores quienes sucumbieron ante la presencia de la tripulación de desconocidos que portaban armas de fuego y pedían seguir indicaciones a sus víctimas para no atentar contra ellos.
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CC