Después de permanecer varios días en el hospital, un adolescente con iniciales R.A.M.C., de 17 años de edad, falleció porque no se recuperó de las quemaduras que sufrió en la comisaría meridana de Chablekal el pasado 25 de enero.
Según el reporte médico y de las autoridades policiacas, el menor tenía quemaduras de segundo grado en ambas piernas, los glúteos, codos y antebrazos.
Las lesiones se la ocasionaron dos sujetos, quienes el día del ataque ingresaron a la terraza de un predio de la calle 20-A con 23 de la mencionada población, donde estaba con un amigo.
Uno de los individuos le roció gasolina, el otro le prendió fuego y se dieron a la fuga en una motocicleta. El que estaba con el agredido huyó y él ingresó a la casa, presuntamente al área de la cocina, para echarse agua con la intención de apagar las llamas que le invadían el cuerpo de la cintura hacia abajo.
Cuando llegaron los policías y paramédicos le proporcionaron los primeros auxilios y fue trasladado al Hospital General Agustín O’Horán de Mérida, donde permaneció cinco días, hasta que perdió la vida.
El ahora difunto alcanzó a informar a los investigadores que su atacante es un sujeto al que identificó como El Celaya, al otro no lo reconoció, pero hasta ahora las autoridades no han reportado alguna detención por el caso.
¿Drogas de por medio?
Una de las versiones que surgió el día del hecho fue que el adolescente estaba en un terreno abandonado cuando, en horas de la madrugada, dos hombres le rociaron gasolina y le encendieron fuego.
Al sentir las llamas, el afectado corrió y, presuntamente, mientras avanzaba se quitaba las prendas incendiadas, ya que cuando llegaron los socorristas para brindarle los primeros auxilios estaba sin ropa en la vía pública, lo que no se especificó.
Según otra hipótesis era que el sitio donde fue atacado R.A.M.C. es un terreno abandonado, donde entran personas a consumir bebidas embriagantes o a dormir y que la agresión se trató de una venganza, relacionada con la venta de drogas.
Al respecto, se especula que los dos atacantes del ahora difunto son distribuidores de enervantes en la zona, pero se sabrá hasta que sean capturados y rindan declaración.
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GC