La crisis económica y laboral que afectó al país desde hace seis años por la Reforma Energética ha generado mayor impacto en Ciudad del Carmen por ser la capital de la industria petrolera, situación que ha sido difícil para todos los sectores que cayeron estrepitosamente en la austeridad, tales como obreros del Sindicato de Trabajadores Alarifes adheridos a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) cuyo inmueble, ubicado en la calle 51 entre 26 y 30 de la colonia Santa Margarita, está a la venta desde hace tres años para poder obtener recursos para el gremio, muchos de los cuales han emigrado a otras ciudades en busca de otra oportunidad.
Las ciudades de Mérida, Yucatán; Cancún y Tulum, Quintana Roo, han albergado a cientos de socios con que contaba el Sindicato de Alarifes, de los más de mil del padrón sindical que de 15 años a la fecha disminuyó a 165 personas, algunos porque han fallecido y otros por abandonar la ciudad por trabajo.
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El secretario general, Alonzo Medina López, indicó que con la Reforma Energética varias obras de la iniciativa privada que estuvieron contempladas en la isla hace seis años fueron canceladas por los constructores para evitar mayores pérdidas en su economía pero los obreros se quedaron sin trabajo.
“La emigración de trabajadores de la construcción civil fue hacia ciudades donde repunta el turismo; después de seis años, en Ciudad del Carmen no se ha logrado recuperar la cuestión laboral para el sector. Se han hecho obras por parte de la iniciativa privada y los gobiernos estatales y municipales, pero no como hace 10 años que mantenía en auge la tasa de empleos por el flujo de dinero. La crisis ha reducido la construcción de obras y las que realiza el Gobierno Federal tienen un contrato de trabajo con sindicatos nacionales que por ende desplazan a los locales, como se ha visto en las obras que realizan la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), la Unidad Deportiva Renovación III, Centro Cultural Ágora y el Mercado del Chechén”, expresó.
Apuntó que debido a la crisis económica, los socios del sindicato acordaron desde hace tres años vender la propiedad; sin embargo, hasta la fecha no se ha podido concretar la compra y esperan que el año próximo pueda mejorar la situación laboral; además, el incremento al salario mínimo que de 141.70 pesos pasará a 172.87 pesos, no beneficia porque aunque el empleado gane cinco mil pesos quincenales no alcanza para sobrevivir, por ejemplo; “si cada bimestre hay que pagar cuatro mil pesos en energía eléctrica, además del alto costo de los alimentos de la canasta básica, es muy claro que lo que ganan no alcanzará.
“En la cuestión de los obreros de la construcción, a los ayudantes conocidos como ‘martillos’ les pagan mil 800 pesos semanales y con ese salario no pueden cubrir todas las necesidades primordiales de las familias, porque el kilo de carne cuesta 100 pesos, el kilo de azúcar 25 pesos, el kilo de tortilla 22 pesos, el kilo de tomate 40 pesos, el litro de aceite económico se encuentra en 35 pesos; y si con el incremento salarial viene más inflación, esto pulverizará de inmediato el incremento del salario”, finalizó el líder obrero.
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CC