La búsqueda de referentes jóvenes de la diversidad sexual y la necesidad de más información durante el descubrimiento de su propia sexualidad a los 17 años, generó en Carlos Rodrigo Nick Castillo interés por la defensa de los Derechos Humanos de la comunidad LGBT+, sobre todo en temas de salud mental, una de las razones que lo impulsaron a estudiar y profesionalizarse en la psicología.
Primero a través de la organización civil “Católicas por el Derecho a Decidir”, más adelante se integra al Centro de Desarrollo e Investigación sobre Juventud (CDIJ), en donde se abordaban temas de feminismo y derechos sexuales y reproductivos a través de talleres y campañas públicas. También se hizo de herramientas personales para la aceptación propia y, sobre todo, para su padre y madres, para quienes no fue fácil recibir la noticia de que Rodrigo se asume como un hombre gay.
“No fue fácil para ellos, hubo miedo, enojo y tristeza, fue complejo porque me invitaban a hablar en espacios públicos, salía en la tele y para ellos fue difícil ver que también era una figura pública. Mi sexualidad no solo la dejé en un tema personal, sino que la llevé como una herramienta política y de posicionamiento de derechos humanos”, revela.
Hoy es psicólogo, sigue con el activismo en proyectos regionales y colabora en la Secretaría de Salud (SSA) del estado, pero recuerda una infancia de discriminación familiar, por el desconocimiento y los prejuicios que les hacían rechazar su expresión corporal o incluso emociones, lo que a través de las organizaciones civiles a las que se integró logró sobrellevar, pero también propiciaron su deseo de que esa información llegara a más personas.
“La información transforma vidas, tenemos que ser capaces de compartirla”, expresa.
Destaca que las políticas públicas a favor de la diversidad no solo deben tener la intención de fortalecer los sistemas de salud o justicia, ya que estas instituciones solo están enfocadas en la reparación de los daños. Sin embargo, todavía existe una deuda del estado para cubrir otras necesidades como la economía y el empleo y todo lo que las personas de la comunidad LGBT+ deben sobrepasar por sí solas para reducir las desigualdades sociales que les atraviesan.
“Se tiene que hablar de este tema de la diversidad en todos los espacios, no solamente es propia de algunas cosas como salud, no solo es VIH, las personas diversas también necesitamos salud mental y el enfoque tiene que ser integral”, apunta.
Asimismo, señala los discursos de odio que aún se generan, tan solo a través de redes sociales en publicaciones relacionadas con la diversidad se leen los comentarios agresivos, que pueden terminar en agresiones violentas.
JGH