Playas, reservas ecológicas, haciendas, sitios arqueológicos y nuestra ciudad; opciones para la diversión y entretenimiento
Una vez más llega la tan esperada “temporada”, las famosas vacaciones de verano -que antaño comprendían los meses de julio y agosto, y que hoy día concluyen el 25 para iniciar labores el lunes 26. También es el tiempo para que los jóvenes conozcan nuestras raíces por medio de diversos cursos, pláticas o excursiones que se organizan en nuestra ciudad para tal efecto. Y también representa un problema para los padres de familia que todavía están trabajando y no han salido aún de vacaciones.
Surge entonces la pregunta del millón de pesos, que los padres de familia se hacen en estas fechas: ¿a dónde iremos de vacaciones? La respuesta se obtiene de manera fácil si se cuenta con los recursos económicos para poder sostener un pequeño viaje a algún sitio por más cercano que esté, pero si los recursos son escasos, hay que ver la manera en que los niños no se queden encerrados en sus casas. Para cada uno de esos casos, propongo a mis caros y caras lectoras las siguientes opciones de diversión y entretenimiento para estas vacaciones veraniegas.
Las opciones son, en primer término -si se cuenta con los recursos económicos necesarios-, la visita a nuestras playas y reservas ecológicas. Una de las tradicionales vacaciones son la de ir al puerto para, como antaño se decía, “quemarnos un poquito” y poder confirmar que fuimos a la playa, aunque ahora se evita este tipo de manifestaciones. Pues bien, el alquiler de una casa en el puerto no debe bajar de algunos miles de pesos, pero para eso está la prima vacacional, aunque sea que se coma pescado y huevos durante la estancia, lo importante es acudir al puerto. Entre los de mayor tradición son Progreso, con su imponente y bonito faro, con su centuria a cuestas, Telchac, Chelem, Chicxulub, entre otros.
En estos lugares no sólo es ir a la playa o al malecón a dar la vuelta, y comer pescado frito -aunque en los últimos años el malecón de Progreso se ha convertido en la cantina al aire libre más grande del mundo-, sino también hay la opción de ir a la feria, que hay en cada puerto, por las noches es el sitio ideal para la reunión de amigos y amigas que se dan cita noche a noche y como diría el filósofo de Juárez, Juan Gabriel (+), en el mismo lugar y con la misma gente. En cada puerto la feria es el punto de reunión por excelencia para los niños, familias y jovencitos, ya que para los ya “grandes”, la proliferación de las discos en las afueras de los puertos resulta una atracción muy llamativa para que las jovencitas venidas de Mérida, luzcan en todo su esplendor su condición de “fresa” y su status social, portando para tal las prendas y los colores que la moda del año dicta. No debemos hacer a un lado la posibilidad de que los jovencitos acudan a esos sitios, si bien algunos para divertirse y bailar otros, no dudo que lo hagan con otras intenciones no tan sanas ni religiosas.
Si la condición económica de la familia es mayor, la posibilidad de ir al Caribe se convierte en una realidad. Cancún es el sitio ideal para veranear, ya que se presenta como un sitio cosmopolita por excelencia, no sólo por sus bellas y azules aguas, sino por las tiendas y almacenes que brindan a las jovencitas la entrada al mundo de la moda y de lo actual. Para ir a Cancún, los planes de vacaciones son tan variados y los hoteles pueden ser desde una hasta cinco estrellas. Sin olvidar los albergues y las casas de los familiares. Aunque hay que mencionar que también los hay sin estrellas pero que son una opción para la diversión.
Otra opción, un poco más cultural, podría ser la de visitar las haciendas y reservas ecológicas ubicadas en el municipio de Mérida o en sus cercanías, o bien la de visitar los sitios arqueológicos que se encuentran en nuestro Estado y representan una maravilla sin par. En cuanto a sitios arqueológicos, los tenemos en todos los puntos cardinales, los hay desde el norte hasta el sur. Aunque los más conocidos son, por supuesto, la gran ciudad maya de Chichén Itzá, que representa la grandeza de nuestra cultura. De igual importancia representa la visita a Uxmal, con sus bellezas arquitectónicas inigualables y su espectáculo de luz y sonido. También se encuentra Dzibilchaltún, Sayil, Labná, Xlapac, lo que constituye la famosa Ruta Puuc. Estas visitas dejarán en los jóvenes una huella imborrable, ya que el tener de cerca nuestra herencia cultural, resultará, sin lugar a dudas, una experiencia que nunca olvidará. Eso sí, no hay que dejar de visitar los museos de sitio.
La Ruta de los Conventos representa otra opción de distracción y de paseo, ya que además de conocer las construcciones coloniales yucatecas, se tendrá la oportunidad de conocer las características de cada una de ellas, así como tener la posibilidad de acceder a la rica cocina yucateca que se ofrece en esos lugares. Desde Kanasín, pasando por Acanceh, Tecoh, Telchaquillo, Mama, Teabo, los visitantes se encontrarán con nuestro pasado histórico, uno plasmado en piedra y otros materiales y por otro lado, nuestro legado gastronómico. Izamal es uno de los sitios por excelencia o más bien es una “visita obligada” de todo turista o no, ya que la iglesia y su gran atrio nos pueden dar la imagen de la majestuosidad y belleza de las mismas.
Cada municipio de nuestro Estado nos proporciona no sólo una gran cauda de riqueza cultural plasmada en sus artesanías, en sus costumbres, bailes y tradiciones, sino que nos proporciona el legado de nuestra lengua maya, ya que hay sitios donde aún se habla la maya de manera cotidiana. Las artesanías de madera, piedra, barro, concha, bejuco y los diversos dulces que cada uno de ellos elabora conforman nuestra cultura, aquélla que puede ser contemplada en estas vacaciones.
Otra de las opciones, para las personas con recursos económicos bajos, es disfrutar nuestra ciudad, pasearla de “cabo a rabo” y admirarla no sólo en la medida de lo que nuestros ojos puedan proporcionarnos, sino también el olfato y el gusto, así como el tacto deberán conjuntarse para adentrarse a una aventura dentro de nuestra ciudad. Eso sí, es menester hacerlo a pie, a “pincel”, a “patitas”, en “dodchpies”, y una recomendación es elevar la vista hacia la parte más alta de cada edificio para poder admirar lo que a nuestra mirada cotidiana pasa desapercibido y nos daremos cuenta de lo bello que son esas partes que son olvidadas por nuestros ojos en nuestra vida diaria. Hay una gran veta cultural en el centro histórico de nuestra ciudad.
Pues bien, mis caros y caras lectoras, comencemos a dar nuestro viaje vacacional por nuestra ciudad -cabe mencionar que este paseo es independiente de las actividades que de manera cotidiana se realizan en nuestra ciudad, es decir, del lunes de vaquería en los bajos del Palacio Municipal, los martes el baile del recuerdo en el parque del Centenario, los miércoles de trova en el Jardín de los Poetas del Ayuntamiento y los jueves la famosa y tradicional Serenata de Santa Lucía. Los viernes, las actividades se dan a conocer por los diversos medios de comunicación, en que se invita al público a asistir, cabe mencionar que todos estos espectáculos son gratuitos y bien vale la pena acudir a ellos, aunque sea una vez en las vacaciones, y de seguro quedarán invitados a repetirla.
Nuestro andar comienza en el centro de la ciudad de Mérida, en la Plaza Grande, o Principal o de Armas o el Centro. Al norte debemos de ingresar con paso firme y sin hacerle mucho caso a los mal encarados policías del Palacio de Gobierno, pasearlo hasta donde sea posible. En el Salón de la Historia que mira al parque de la plaza principal se encuentran los grandes cuadros (murales) en que se encuentra plasmada nuestra historia, mismos que fueron pintados por el artista yucateco Castro Pacheco. Posteriormente salimos de este lugar y si la sed arrecia, no hay más que hacer que sentarse un momento y degustar los finos y sabrosos helados y dulces del Colón, les recomiendo el helado de pitahaya y el cuadrado o simplemente un refresco.
Una vez recargado de energía, proseguimos nuestro andar y nos dirigimos de manera rápida al Palacio Municipal, es una edificación bonita, pero no hay mucho que llame la atención, eso sí, a un lado se encuentra el fastuoso Centro Cultural Olimpo -orgullo de las administraciones azules pasadas- y en él están albergadas algunas instalaciones para dar conciertos, pláticas y otras actividades de carácter didáctico y cultural. Cruzamos la calle con mucho cuidado y entramos al mundo de la Colonia en nuestro Estado, la vetusta e imponente Casa de Montejo nos espera con sus puertas abiertas -ahora alberga a un banco- y es posible visitar alguna de sus construcciones. No olvidar la recomendación inicial, eleven su vista y vean las características de la puerta de piedra, es toda una belleza.
Todavía tenemos tiempo, cruzamos a lo que ahora es el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán, lo que antes era un lugar militar ahora se ha convertido en un sitio donde la cultura es la razón de ser del mismo. Admiremos la construcción y hagamos un recorrido. Luego, una vez fuera, en el Pasaje Revolución nos esperan unas obras de concreto que están a la vista y paciencia de los transeúntes. Posteriormente dirigimos nuestros pasos hacia nuestra bella Catedral de Mérida, la misma que visitó el ahora en proceso de beatificación, el inolvidable Papa Juan Pablo II. Conveniente al estar en la Catedral, es visitar las capillas anexas y leer las lápidas que se encuentra en el suelo de las mismas. Antes de ir a otro lado, debemos encaminar nuestros pasos -se me estaba olvidando- a la calle 61 con 58, donde se encuentra el Museo de la Ciudad y visitarlo, siempre hay cosas de gran valor cultural que admirar. En la esquina de la 59 x 69 se encuentra el nuevo edificio del Palacio de la Música, que puede representar una opción de visita.
Si nos queda tiempo o podemos dejarlo para otro día, podemos acudir al Teatro Peón Contreras, al edificio de la Universidad Autónoma de Yucatán y más al norte llegar hasta el inicio del Paseo de Montejo, que es muy bueno, eso sí, poder pasearlo hasta el monumento a la Bandera en un coche de caballito. También una visita a la Iglesia de la Tercera Orden y a la de Santa Lucía se hace obligatoria. Sobre la calle 59 con 58 se encuentra la Pinacoteca, lugar que debemos visitar.
Otra opción es acudir a los museos que hay en nuestra ciudad, empezando por el de la calle 59 que es el de Historia Natural, abierto toda la semana, (de camino se visita el Parque Zoológico del Centenario y den una vuelta en el trenecito, sin olvidar bajar la cabeza antes de entrar al túnel), el Museo de la Ciudad siempre tiene algo novedoso que enseñarnos y se localiza en la calle 61 con 58. El Museo de Antropología e Historia o palacio Cantón es un sitio obligado de visitar, ya que en él se alberga una gran parte de lo que es nuestra cultura material.
Los lunes por la noche se puede admirar nuestra belleza de nuestras mestizas y los bailes de jarana que a partir de las ocho comienza un espectáculo dedicado al rescate de nuestra tradición de jarana yucateca. Los jueves por la noche, también se puede ser testigo de la buena música de trova al acudir al parque de Santa Lucía, en el espectáculo de la Serenata Yucateca, y los domingos nuestro ya famoso Mérida en Domingo. También hay que estar pendientes de la visita guiada al Cementerio General y la visita nocturna a sitios específicos de nuestra ciudad.
Bueno, mis caros y caras lectoras, estas son algunas de mis recomendaciones para pasar bien las vacaciones, pero si les queda tiempo no olviden visitar los mercados de nuestra ciudad, ya que en ellos no sólo se conjugan los olores, sino también los colores y sabores de nuestra cultura.