Pilar Faller Menéndez
Antoine de Saint-Exupéry, fue el autor de esta corta narración titulada El principito, el cual ha sido considerado uno de los mejores libros de todos los tiempos, así como un clásico de la literatura universal contemporánea. Nació en Lyon, Francia, a principios del siglo XX, y murió a la corta edad de 44 años. Fue aviador y escritor, y como piloto, esa experiencia le llevó a escribir este pequeño relato, que ha quedado grabado en la vida de mucha gente, por su contenido tan profundo y a la vez simple sobre reflexiones que deberíamos hacer en nuestras vidas.
La mayor parte de su producción literaria Saint-Exupéry la escribió durante su exilio en Estados Unidos, a donde fue enviado para convencer al gobierno estadounidense de que le declarase la guerra a Alemania durante la segunda guerra mundial.
El principito cuenta la historia de un pequeño príncipe que viaja en un asteroide por el universo, viaje durante el cual conoce a varios adultos y sus formas de ver la vida, que lo llevan a comprender el valor que tienen el amor y la amistad.
Esta narración publicada en 1943 en los Estados Unidos, que debido a la segunda guerra mundial no pudo ser imprimida en Francia, está escrita en un estilo sencillo y directo, por lo que ha sido considerada un libro para niños, pero por su contenido y la profundidad de las reflexiones sobre la vida, resulta una narración de interés para lectores de cualquier edad. La trascendencia de su contenido la ha llevado a ser traducida a varias lenguas, y adaptada al teatro, series animadas, cine y hasta ballet y ópera.
La trama es la historia de un piloto varado en el desierto del Sahara con su avión averiado que se encuentra con un pequeño príncipe que procede de un asteroide y que insistentemente le pide que le dibuje un cordero.
Poco a poco el principito va narrando su historia, la cual inicia en su asteroide en el cual vivía con tres volcanes y en el que se entretenía viendo las puestas de sol y arrancando las malas hierbas. En el asteroide nace una flor a la que cuida y atiende con especial dedicación, a pesar que era dramática y caprichosa, por lo que decide abandonar su asteroide y viajar por el universo en busca de un amigo.
Esta travesía lo lleva, después de visitar varios asteroides, a la Tierra, donde conoce personajes excéntricos que le hacen ver lo extraño que es el mundo de los adultos, los cuales no disfrutan la vida por estar ocupados siempre en asuntos serios que consideran importantes.
En nuestro planeta, el principito entra en contacto con animales, flores y personas, antes de encontrarse con el piloto: conoce a un zorro que le enseña la importancia de la amistad y el amor que siente hacia la flor que dejó en su asteroide, y esto lo invade de nostalgia, asimismo, la decepción que sintió por el mundo de los adultos lo llevan a decidir el regreso a su planeta.
Probablemente la frase más famosa de este libro, es la que le dice el zorro al principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Una reflexión de nuestra incapacidad al observar, muchas veces, las cosas de una manera superficial, y olvidarnos que lo más importante no siempre es evidente; es necesario ver más allá de las apariencias.
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo importante”. Esta es otra frase que le dice el zorro al principito, en la cual le quiere enseñar que es el tiempo que le dedicamos a las cosas lo que las hacen valiosas para nosotros, así como la responsabilidad que tenemos de ser constantes en nuestras relaciones con los demás.
“Si tu vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres comenzaré a ser feliz”. Enseña que cuando existe un cariño y amistad, queremos ver al ser querido, así como la importancia de cumplir con las expectativas de las personas que queremos.
“Eres responsable para siempre de lo que has domesticado”. Con esa frase el zorro quiere enseñarle el significado de cultivar una relación, lo cual nos hace corresponsables de que la amistad avance, ya que al habernos “domesticado” nos hemos vuelto importantes el uno para el otro.
“Solo hay que pedir a cada uno lo que cada uno puede dar”. Así le dice el rey al principito, que era incapaz de ordenar algo que no pudiera ser cumplido, que no se podía mandar cuando las personas no estuvieran dispuestas a hacer lo mandado, lo que demuestra cuán importante es la bondad en el poder.
Podría decirse que este libro tiene algo de autobiográfico, el personaje principal, el principito, representa a aquel niño que todos llevamos dentro con la inocencia y los sentimientos de amor y esperanza que alimentan nuestras vidas. Es la forma de ver el mundo la que en cierto modo motiva al piloto a escribir este hermoso relato para reencontrarse con su niño interior.
Cada personaje del relato nos deja una enseñanza: el piloto de niño quería ser dibujante y al pedirle el principito que le dibujara el cordero, se da cuenta de la importancia de perseguir nuestros sueños. La flor, por su parte, simboliza el amor que debe ser cultivado y atendido todos los días; el zorro le enseña el valor de la amistad; el dibujo del cordero y la caja, representan el poder de la imaginación.
El dibujo del elefante dentro de la boa, es un símbolo de cuan engañosas pueden ser las apariencias y cómo la incomprensión nos puede llevar a tomar decisiones erradas. El astrónomo hace una reflexión de la exagerada importancia que le damos a la apariencia, y en base a ésta juzgamos las cosas sin tomarnos el trabajo de conocerlas.
Los boababs eran unos árboles que si crecían mucho podían destruir el planeta del principito que era muy pequeño, por lo que constantemente los podaba, lo que nos transmite la importancia de ser preventivos y resolver los problemas antes de que se hagan demasiado grandes.
Todavía quedan otros personajes que forman parte de esta historia, como la serpiente que muerde al principito y lo envía de vuelta a su casa, el borracho que muestra los vicios que existen para evadir la realidad, el hombre de negocios mencionado anteriormente, el farolero que representa a quienes no reflexionan sobre el sentido de sus acciones, el geógrafo que nos dice cómo no advertimos las cosas que se encuentran a nuestro alcance, el vanidoso que representa la preocupación de lo que opinan los demás. Y así quedamos sorprendidos con la lectura de El principito.
¡Tanta enseñanza en un libro tan pequeño!