El primero de mayo de 1946 se fundó la Escuela Normal Rural “Gregorio Torres Quintero” de San Diego Tekax, en Yucatán, como parte del proyecto educativo de la Revolución Mexicana, que durante 23 años egresó a más de 800 alumnos distinguidos por su compromiso social, apego comunitario y conocimiento socio-económico de las entidades donde ejercieron el oficio de enseñar. La característica central de la formación docente era la de proporcionar los conocimientos fundamentales de la teoría pedagógica y social conjugados con las técnicas de desarrollo agrícola y laboral para ser puestos al servicio de las localidades, impartiendo información histórica y contemporánea, que inculcara el pensamiento crítico entre los estudiantes. En las Normales Rurales la definición tradicional de normalismo evolucionó hasta alcanzar un grado mayor de identificación con las poblaciones herederas de las tradiciones ancestrales cultivadas por los pueblos originarios de México.
La vida cultural de México tuvo años de gran auge durante el período revolucionario que visualizó el camino de la transformación social vinculado al desarrollo artístico, científico y educativo de la mayoría de la población, el Gobierno de Lázaro Cárdenas impulsó la educación socialista. La condición de rezago que se heredó del porfiriato obligó al desarrollo de políticas encaminadas a resarcir esos atrasos mediante la instauración de escuelas de educación básica en los rincones más profundos de la nación y a la apertura de instituciones que formaran a los futuros profesores para cubrir las necesidades de enseñanza-aprendizaje.
II
A las primeras acciones de alfabetización realizadas tras el triunfo revolucionario le siguió la fundación de Escuelas Normales Rurales, se establecieron a partir de la fusión de las Normales Regionales y las Escuelas Centrales Agrícolas. De 1922 a 1934 se fundaron al menos 36 instituciones con el objetivo de instruir a los hijos de campesinos y obreros. En 1935 se fundó la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México conocida con la FECSM, integrando a los estudiantes de las Escuelas Normales Rurales, esta organización estudiantil ha contribuido al desarrollo de la conciencia en cientos de jóvenes educados bajo los preceptos de la Revolución y con la clara misión de repercutir en las realidades sociales de sus comunidades educativas, por esta razón, las Escuelas Normales Rurales han sido criminalizadas desde tiempo atrás, perseguidas y hostigadas en muchos casos, abandonadas sin recursos y apoyos gubernamentales, sobreviviendo de la organización autogestiva, factor que cultiva la colectividad y el carácter de lucha de sus egresados.
El normalismo es un movimiento social con marcadas expresiones históricas a lo largo y ancho de toda la República Mexicana y, desde luego, en cada Estado que la compone hay reminiscencias por rescatar. Las Normales Rurales representan la puesta en práctica de la educación integral mediante cinco ejes: 1) Deporte; 2) Cultura; 3) Formación académica; 4) Formación política; y 5) La enseñanza de Módulos productivos. Estos ejes se cimientan en las necesidades de las comunidades en donde los egresados realizan o realizaron su profesión, el apego a las tradiciones culturales de las poblaciones (lengua y cosmovisión) y la conciencia de ayudar a solucionar los principales problemas sociales y económicos, la implementación de los aprendizajes en los módulos de producción hicieron y han hecho que el profesorado normalista rural pueda desarrollar cultivos agrícolas y oficios para ayudar a erradicar la pobreza y el hambre. La educación recibida por los estudiantes de las Escuelas Normales Rurales y las enseñanzas por ellos impartidas a sus educandos tienen la concepción de una praxis transformadora, se entiende a la teoría inseparable de la práctica y viceversa, no se trata de la acumulación de conocimientos, sino del empleo de esos conocimientos para el bien común. En esos ejes y esa concepción de la praxis educativa como agente transformador se sustenta el alma del normalismo rural mexicano.
III
La apertura de la Normal Rural de San Diego Tekax significaría una nueva época en el normalismo yucateco, contribuyendo de forma palpable al desarrollo de la entidad y dando un renovado aire al papel central del magisterio en la sociedad por el impacto directo de sus acciones a favor del desarrollo comunitario. Al abrir sus puertas la Normal de Tekax, se aplicó el plan de estudios recientemente aprobado en 1945, basado en seis años divididos en dos ciclos o periodos: en el primero se estudiaba lo equivalente a la educación secundaria y en el segundo se inculcaban las asignaturas profesionales para el desarrollo de los futuros maestros rurales, el ideal era formar maestros y maestras que de manera directa tuvieran una clara incidencia en las comunidades, se hacía hincapié en la enseñanza agrícola y en las que fueran nominadas industrias rurales. La presencia de alumnos de la región Sur de Yucatán y de otras regiones, incluso nacionales, ejemplifica el impacto que alcanzó la normal para el avance educativo y social de la entidad.
Durante los 23 años que funcionó la Normal Rural de San Diego Tekax, su vinculación comunitaria fue transcendental, aunada a las actividades pedagógicas y educativas que significaron una pieza clave para el mejoramiento directo de los cientos de egresados y a través de ellos miles de infantes y jóvenes en las comunidades donde laboraron o laboran, se debe valorar de igual forma, las actividades culturales que buscaron la reivindicación de la cultura originaria de la región, poniendo a sectores del pueblo maya ante la luz que se le negara por mucho tiempo, y no es que faltaran contradicciones en muchos casos entre el ideal y lo real concreto, sino que el empeño del magisterio rural surgido del proyecto revolucionario, del cual es heredera la Normal de Tekax, fue ese bálsamo de consciencia impregnado de empeño por quienes su labor era y es poner granos de arena en la montaña del porvenir nacional, el apego al origen humilde, proletario-campesino y maya, no se diluyó a pesar de los avances y retos posteriores que significarían los cambios políticos implementados en la etapa postrevolucionaria de México.
IV
Las actividades de la vida cotidiana de la normal permanecen en la memoria de los cientos de egresados, sus testimonios evocan con emoción los bailes, las asambleas organizativas y resolutivas para la dirección estudiantil, los concursos de oratoria, las competiciones deportivas internas y las que permitieron a muchos jóvenes destacarse a nivel nacional, las normas de convivencia en el internado, las salidas comunitarias y las visitas e intercambios con otras normales, llegando, por ejemplo, a recordarse la presencia del profesor Lucio Cabañas, quien por la lucha desempeñada a favor de la normales arribó a Yucatán buscando el apoyo para su movimiento. Así, al ver las fotografías que resguardan los egresados como un tesoro, pueden sentirse las emociones y escucharse la algarabía de los días en San Diego Tekax, la comunidad formada en la Normal “Gregorio Torres Quintero” se mantiene unida sin importar el transcurso de las décadas, pues lo que se forjó al calor del acero es indisoluble para manos extrañas al ideal defendido.
Uno de los documentos que conserva tangible esa memoria son los ejemplares de la revista el “Eco Normalista” que se resguardan, en sus páginas publicaron los alumnos todo tipo de relatos, opinión o análisis, acompañados por imágenes y noticias de relevancia para la vida normalista. La revista comenzó a publicarse el 26 de junio de 1950, sumándose a la larga tradición del magisterio yucateco que en diferentes periodos vio la luz de un sinfín de proyectos editoriales que hoy dan testimonio de su labor. Desde su primera editorial se sentaron las reglas para su edición que estuvo a cargo del Comité Estudiantil, el sentir normalista puede analizarse de por lo menos 19 años en que duró su publicaron con 17 números impresos, revestidos de poesías, ensayos, artículos, notas periodísticas, fotografías de las generaciones, imágenes de los espacios físicos de la normal y demás información que ahora representa un valor inigualable en la historia de la educación de la región. El último número del Eco Normalista se publicó en 1969, año en que la normal fuera cerrada por las políticas contra el normalismo rural del régimen mexicano de aquellos tiempos.
Los estudiantes normalistas de Tekax estuvieron inmersos en las luchas sociales y estudiantiles de esos años, las movilizaciones eran recurrentes, ya fueran convocadas por la dirección nacional de la FECSM o por la organización interna local respondiendo a las necesidades particulares, de tal forma, por ejemplo, cuando en 1950 se decretó la Huelga General Estudiantil de la Escuelas Normales reclamando a la Secretaría de Educación Pública (SEP) mejoras sustanciales y respeto a las autonomías organizativas internas, los normalistas rurales yucatecos participaron en diversas formas, dejándose notar la formación ideológica socialista de muchos de ellos, lo que sería usado como una de las “causas” posteriores de la agresión gubernamental contra el normalismo rural mexicano. Lo cierto es que, en cada momento, el compromiso social y comunitario se reflejaba, en una u otra forma, sembrando raíces de consciencia entre las poblaciones que los apoyaban o entre otros sectores estudiantiles del país, naturalmente, conforme a la ideología, la vinculación con los sectores productivos era indispensable, la clase obrera y el campesinado eran baluartes para el normalismo. El movimiento estudiantil de 1968, tendría reflejos en el normalismo yucateco, algunas notas publicadas en el Eco Normalista refieren a los acontecimientos, así como se recuerdan aún algunos actos de protesta desarrollados para solidarizarse con las movilizaciones en la ciudad de México. Algunos años después, entre 1973-1974, cuando en Yucatán tuvo lugar la lucha del Sindicalismo Independiente, muchos de los estudiantes normalistas participaron siendo grandes propulsores y defensores de las demandas obrero-populares. La consciencia enclavada en la identidad del normalismo rural es una de sus características aún vivas.
V
La Escuela Normal Rural de San Diego Tekax fue cerrada en 1969, como parte de las decisiones represivas tomadas por el Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, quien continuó con la agresión a los centros de estudio y a los estudiantes como hiciera con el movimiento estudiantil de 1968, varias Normales Rurales a lo largo del país fueron clausuradas, quedando en resistencia instituciones como la Normal Rural de Ayotzinapa que hasta la fecha es ejemplo de tenacidad y compromiso. La agresión contra las Escuelas Normales Rurales es uno de los antecedentes de todos los atentados sufridos por la educación pública en las décadas recientes, el neoliberalismo y su lógica privatizadora agudizó estas ofensas al derecho humano de la educación, la vigencia del ideal normalista rural puede encontrarse en la continuación de las condiciones de vida que lo inspiraron, sigue siendo necesario educar para transformar. Erradicar la marginación y pobreza de las comunidades es un imperativo que requiere de centros de enseñanza especializados con el conocimiento específico que haga efectiva la transmisión de saberes apegados a las realidades concretas. Las Escuelas Normales Rurales están fundadas con ese sentir de conocer las realidades particulares para poder verdaderamente contribuir mediante la educación al mejoramiento de la vida social.
La memoria de quienes estudiaron en la Escuela Normal Rural de San Diego, Tekax, evoca los proyectos impulsados a partir del conocimiento adquirido, a lo largo de Yucatán el impacto del normalismo rural está vigente, muchos egresados continúan en activo formando generaciones nuevas, otros, mediante su integración en organizaciones civiles, sociales y educativas transmiten su experiencia y asesoría para encauzar mejores resultados, el normalismo es una fuerza viva que transforma realidades y hace posible la esperanza de una mejor sociedad, Yucatán, como todo México, necesita volver a impulsar esa fuerza, reivindicarla y otorgarle su justo valor en la historia social y educativa.
VI
La necesidad de conocer los procesos históricos por los que la educación ha transitado hasta la actualidad, adquiere mayor importancia en el marco de transformación que atraviesa el país y nuestra Entidad. El conocimiento histórico proporciona a los actores principales la posibilidad de ubicar en tiempo y espacio los hechos más trascendentes de la educación y mirar de forma más amplia los procesos, cambios y reformas que han modificado la manera en que se ha concebido e impartido el conocimiento, los valores sociales y los ideales de una época en específico. Rescatar del olvido el pasado pedagógico y darlo a conocer a las nuevas generaciones de maestros y estudiantes, ayuda a mantener la identidad educativa que ha caracterizado al magisterio yucateco, además de ofrecer la oportunidad de fortalecer la identidad profesional de los docentes que trabajan en los diferentes niveles y ámbitos de la educación.
El destacado papel que tiene el magisterio en la sociedad y en las transformaciones del país es de valorarse, no sólo como un hecho histórico, sino como la muestra de la importancia de quienes tienen a su cargo la formación de las nuevas generaciones mediante la entrega de su esfuerzo y vocación. Conservar la memoria, difundirla e incrementarla es una indispensable labor y responsabilidad que recae en cada uno de nosotros, la sociedad yucateca se ha nutrido de los saberes y de las acciones del magisterio, reconocer su papel es fundamental para el bienestar social del Estado y de nuestro México.
La identidad normalista rural de los egresados de San Diego Tekax se mantiene viva, su llama flamea aún, a pesar de que han pasado 53 años de que fue cerrada, el impulso de sus egresados no ha cesado, su entrega por la educación y amor por su institución los mantiene firmes luchando por encontrar eco para su propuesta y consumar su sueño de una nación justa, libre y democrática. Fieles a su compromiso y ética, los normalistas rurales de Yucatán siguen cantando las últimas líneas de su himno: “Y aunque pobre de penas te llenes / Tú mereces mi eterno querer / En tus techos sagrados y añejos / De la luz del saber yo bebí / Y aunque acaso me vaya muy lejos / Olvidarme de ti no puedo”.
Referencias
Dzib Sulub, E. (S.F). “Compendio del Eco Normalista: Órgano informativo anual de la Escuela Normal Rural de San Diego Tekax”. Mérida, Yucatán.
Gómez Nashiki, A. (2003). “El movimiento estudiantil mexicano. Notas históricas de las organizaciones políticas, 1910-1971”, en Revista Mexicana de Investigación Educativa. Vol. 8. Núm.17 enero-abril.
Herrera Sierra, H. (1961). “Breve monografía de la Escuela Normal Rural San Diego Tekax, Yucatán”. Mérida, Yucatán. Ediciones del Departamento Editorial y Cultural.
Santiago Pacheco, E. (2017). “Educar es hacer patria, los ecos de una vocación. La Escuela Normal Rural de San Diego Tekax (1946-1969)”, en León Campos, C. (coordinador) La formación de profesores. Historias e instituciones del normalismo en Yucatán. Mérida, Yucatán.
Casa de la Historia de la Educación en Yucatán/SEGEY.
El dueño del vehículo decidió reparar lo ocurrido por vía de la aseguradora, aunque a causa del infortunio permaneció largo rato en el sitio de los hechos.
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JG