Randy Arozarena, estrella de las Grandes Ligas y pelotero mexicano de origen cubano, sorprendió este viernes a la comunidad maya Hondzonot al participar en un partido amistoso junto a las Diablillas Mestizas, equipo de softbol local. En un gesto que conmovió a todos, el jugador jugó descalzo, igual que las integrantes del equipo, mostrando humildad y empatía con la tradición local.
Manuel Jiménez “Pio” dijo que, en un evento inolvidable para la comunidad, donde el beisbolista pasó varias horas compartiendo con las jugadoras y aficionados. “Es algo lindo y algo que todos debemos disfrutar, más en este próximo cierre de año”, expresó emocionada una de las Diablillas al destacar la importancia de recibir a una figura de este nivel en su comunidad.
La conexión de Arozarena con las Diablillas no es nueva. En abril de este año, el jugador, quien actualmente milita en los Marineros, publicó en redes sociales su intención de jugar con ellas, un sueño que el viernes se hizo realidad. En su visita, el pelotero llegó acompañado de su esposa e hijos, consolidando un día lleno de alegría y emociones para los habitantes de Hondzonot, un pueblo ubicado a unos 100 kilómetros de Tulum.
El partido amistoso y la convivencia no sólo representaron un momento único para las jugadoras, sino también un reconocimiento a la pasión y dedicación de las Diablillas en el softbol. “Para nosotras, como jugadoras, es importante tener a uno de los mejores jugadores de la historia en nuestra comunidad maya. Es algo que motiva y une a la afición local”, añadió una integrante del equipo.
La visita de Arozarena resalta la importancia del deporte como herramienta para inspirar y conectar culturas, dejando una huella imborrable en los pueblos de la zona maya y consolidando su lugar no solo como un ícono del beisbol, sino también como un ejemplo de humildad y cercanía.
Al final del partido amistoso, Randy, quien ha jugado en Grandes Ligas para Cardenales de San Luis, Rayas de Tampa Bay y Marineros de Seattle, se tomó fotografías con todas las Diablillas y sus familias, al tiempo de firmar autógrafos en sus huipiles.