San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, cuyo nombre en náhuatl significa "Águila que habla," nació alrededor de 1474 en Cuauhtitlán, dentro del reino de Texcoco.
Perteneciente a la etnia chichimeca-tolteca, fue bautizado tras la llegada de los primeros franciscanos a México en 1524, adoptando el cristianismo junto con su esposa, María Lucía.
El evento que marcó su vida y la historia de la fe mexicana ocurrió en diciembre de 1531, cuando, según el relato del Nican Mopohua, Juan Diego presenció las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac.
En una de estas visitas, la Virgen le pidió llevar flores como señal al obispo Fray Juan de Zumárraga. Al desplegar su tilma frente al prelado, las flores cayeron al suelo revelando la icónica imagen de la Virgen de Guadalupe, que permanece como símbolo central de la fe católica en México.
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La vida de Juan Diego en un México en transición
Juan Diego vivió en un contexto histórico complejo, marcado por la conquista española y la evangelización de los pueblos indígenas. Su pueblo natal, Cuauhtitlán, fue una de las regiones clave durante el avance de Hernán Cortés, y su cercanía a Texcoco lo convirtió en testigo de los cambios sociales, políticos y culturales de su tiempo.
A pesar de su origen como macehual (gente común), Juan Diego tuvo acceso al catecismo en Tlatelolco, donde fue preparado como Teomama ("portador de Dios") y Amoxhua (guardián de códices). Este rol espiritual lo posicionó como líder de una comunidad de nuevos creyentes, solidificando su lugar en la historia religiosa de México.
Reconocimiento y legado
Tras la muerte de su esposa en 1529, Juan Diego dedicó su vida al cuidado de la ermita construida en honor a la Virgen de Guadalupe. Falleció en 1548, el mismo año que el obispo Zumárraga, y su devoción trascendió los siglos. Fue beatificado en 1990 y canonizado en 2002 por el Papa Juan Pablo II, convirtiéndose en el primer indígena santo de América.
Hoy, San Juan Diego es un símbolo de humildad y fe, representando la unión entre las tradiciones indígenas y el cristianismo, y su tilma continúa inspirando a millones de creyentes en todo el mundo.