El operativo 'Seguridad en las Escuelas' que realizan policías de la Dirección de Seguridad Pública ha sido superado por los criminales que se dedican al robo de estos centros educativos; según los reportes policiales, diariamente se supervisan entre 13 y 15 escuelas de la capital; sin embargo, en Chetumal existen más de 250 colegios.
Este operativo consiste en realizar rondines de vigilancia alrededor de los planteles educativos, para detectar alguna anormalidad; sin embargo; los uniformados no se bajan de sus unidades.
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Los oficiales sólo realizan vigilancia superficial y si no detectan nada extraño desde el interior de su patrulla, continúan su camino. Este modo de operar de las autoridades da pie a que criminales logren ingresar a las escuelas y se apoderen del mobiliario que se encuentra en el interior.
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Según fuentes judiciales, los criminales lo primero que buscan son las tuberías de cobre, dependiendo de la cantidad de tinacos y de lo expuestos que estén estos conductos, pueden conseguir entre 3 y 5 kilos de este material ferroso; también buscan apoderarse de las bombas de agua y si la escuela tiene instalación eléctrica industrial, roban el transformador.
Estos dos materiales no representan grandes ganancias para los grupos delictivos, por el contrario, los trasformadores de energía eléctrica son lo que pueden generar una ganancia que oscila entre los 20 y 25 mil pesos, según información ministerial, pues estos aparatos están construidos principalmente de 4 diferentes tipos de metales: hierro, plomo, cobre y paladio.
Los saqueos a las escuelas en Quintana Roo han aumentado desde que inició la pandemia, pues las instituciones sin alumnos y el personal realizando home office, hace que los centros educativos sean presa fácil de los ladrones.
La infraestructura educativa queda severamente dañada después del ingreso de ladrones a un plantel, porque no sólo se llevan los objetos de valor, generalmente terminan por vandalizar puertas, ventanas, baños y mobiliario.
Abraham Rodríguez Herrera, director del Instituto de Infraestructura Educativa del Estado de Quintana Roo (Ifeqroo), aseguró que los daños ocasionados en la infraestructura educativa superan los dos millones de pesos, dinero que no está considerado en el presupuesto.
Del robo al reciclaje
Para nadie es un secreto que después de robar cobre en las escuelas, los ladrones lo llevan a las recicladoras, en donde se los compran a bajo costo; sin embargo, las ganancias que puede dejar el robo de este material es mínimo.
Según fuentes policiales, la cantidad de cobre que se puede obtener en escuelas es de entre 3 y 5 kilos, y el peso es menor porque la mayoría de cobre se encuentra dentro de las paredes y lo que se roban es la tubería que sale por el techo y está visible, a esto se le suma que algunos planteles que ya fueron atracados cambian el material a PVC, que es más económico y evita que lo roben.
Cuando los ladrones logran salir de las escuelas con el cobre, buscan lugares en donde venderlo, generalmente acuden a las chatarrerías, pero no cualquier lugar compra cobre de manera legal.
En la ciudad sólo existen tres recicladoras que puedan comercializar el cobre, según el padrón de acopiadores de metales y materiales solidos de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA), ya que para el almacenaje de este material se necesita un permiso y trámite especial que sólo esta dependencia otorga.
Este proceso hace que se tenga vigiladas a las empresas que lo almacenan y compran de manera legal; sin embargo, existen recicladoras clandestinas que pagan el precio por debajo de lo establecido, dando entre 70 y 80 pesos por el kilogramo de cobre.
Otro producto que buscan robar, son las bombas de agua, que son vendidas en el mercado informal o empeñadas en menos de 500 pesos.
Estos dos materiales no representan grandes ganancias para los grupos delictivos, por el contrario, los trasformadores de energía eléctrica son lo que pueden generar una ganancia que oscila entre los 20 y 25 mil pesos, según información ministerial, pues estos aparatos están construidos principalmente de 4 diferentes tipos de metales: hierro, plomo, cobre y paladio.
Los primeros dos son utilizados para las piezas internas y cobertura de los trasformadores. El cobre es de alta resistencia y se emplea para la trasmisión de energía, usualmente en el interior de esta estructura tienen entre 5 y 7 kilos.
Por último, el paladio se encuentra en menor cantidad, pero tiene mayor valor comercial, si está en buen estado su precio puede llegar a 20 mil pesos, ya que la onza (28 gramos) tiene un costo de 39 mil pesos.
Un transformador para ser robado se necesita de conocimientos específicos y de herramientas especializadas, y es del que sacan mayor ganancia al comercializar sus partes como chatarra en centros de reciclaje ilegales.
Según información ministerial, los robos de los transformadores podrían ser atribuidos a una banda dedicada a este tipo de atracos, ya que saben los costos y cómo obtener los materiales que tiene este objeto, mientras que el robo de cobre y de bombas de agua son hechos por ladrones solitarios.
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CG