En las comunidades mayas muchas mujeres se dedican al urdido de hamacas, pero por lo general trabajan por comisión, porque no son dueñas de los insumos; sólo reciben 200 pesos por cada pieza que elaboran.
María Elena Puc, vecina de La Esperanza, comentó que ella trabaja para un comerciante de Yucatán, quien le lleva los hilos; en promedio hace dos a la semana y por cada una le pagan 200 pesos, cantidad que considera muy poco.
Por eso, comenta que cuando logra juntar un dinero, compra hilos para hacer sus propias prendas y de esa manera ganar más por su esfuerzo.
Sin embargo, reconoció que en las comunidades escasea el recurso económico, porque los esposos laboran en sus milpas y no reciben un salario.
Laura Canché, otra artesana de la zona que también hace productos para un vendedor de Yucatán, a quien ve cada 15 días cuando le lleva los hilos, también recibe 200 pesos por cada hamaca. “Sí es muy poco, pero aquí en el pueblo no hay otra manera de ganarse el dinero”, expresa.
Síguenos en Google News y recibe la mejor información.
A veces, cuando algunos conocidos le hacen encargos y ella compra el material, entonces sí las vende a mejor precio.
Detalló que una hamaca de 10 tubos cuesta mil 200 pesos y por una de 12 puede obtener hasta mil 400 pesos; “hasta les doy facilidades de pago”.
Hernilda Chablé, habitante de San Antonio Tuk, dijo que antes también trabajaba para los comerciantes del Estado vecino, pero como pagan muy poco, decidió independizarse -con mucho esfuerzo- y sólo hace productos por encargo.
RM