“Prácticamente esta casa que ahora está destruida la levantó mi suegra sola, en un año; nosotros nos acabamos de pasar a vivir con ella hace dos meses porque mi esposo se quedó sin trabajo en Cancún”, contó Isis May, quien junto con su pequeño hijo, Benjamín Dzul, de siete años, vivió un amargo susto cuando granaderos los desalojaron el pasado jueves, al vivir en un terreno irregular de Tulum.
El hecho derivó en una confrontación a pedradas, entre uniformados y vecinos, quienes más tarde desquiciaron por más de cuatro horas el tránsito en la carretera Cancún-Chetumal.
La cancunense remarcó que su suegra “se fletó” tarde y noche para juntar dinero para levantar un cuarto de cuatro por cuatro metros y un baño, al que no alcanzó a ponerle techo.
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“Sí hubo policías muy groseros, pero por iniciativa de una policía, los demás me ayudaron a sacar la cama, el refrigerador y las demás cosas. Había un señor alto y güero que daba órdenes y decía qué casas desalojar”, dijo en entrevista para Por Esto!.
De acuerdo con autoridades locales, se calcula que en Tulum cerca de 6 mil personas viven en zonas irregulares; esto significa que 12.8 por ciento de los 46 mil 721 ciudadanos de ese municipio (según el Censo 2020) ocupa lotes de manera ilegal, lo que implica un problema de ordenamiento urbano, con varios lotes convertidos en colonias carentes de servicios básicos y desalojos como el del jueves.
Isis May reveló que en la pasada campaña electoral, políticos les prometieron apoyos a cambio de ayudarlos a legalizar sus lotes.
Pese a que la familia de Isis fue desalojada y su casa destruida parcialmente, comentó que no se irá de ahí porque paga por vivir ahí y porque las tarifas de las rentas en cualquier otra parte de Tulum son impagables.
“La gente no imagina que en la zona irregular, una palapa la rentan en mil 800 pesos”, dijo.
El pastor de la iglesia pentecostés “Príncipe de Paz”, Hermilo Alegría, quien lleva tres años viviendo en la zona de invasión 'Carlos Joaquín' en Tulum, narró que policías y militares llegaron alrededor de las 10 de la mañana, justo a la hora en la que la mayoría estaba afuera, trabajando.
“Hubo un par de ancianitos que les quitaron su palapa. Una maquinaria destruyó las propiedades”, dijo.
Francisca Cortes Reyes, proveniente de Tabasco y que tiene cuatro años de vivir en la invasión, señaló que los policías de Tulum entraron a las casas como si fueran suyas.
“Mi niño Fermín y mi niña de cuatro años estaban dentro de la casa y cuando fuimos a ver no querían que entráramos a buscar nuestras pertenencias. Los policías se metieron a la casa, pero estábamos rodeados de policías, ni los vecinos pudieron acercarse a sacar a los niños; no me voy a llevar la tierra, pero a mis hijos me los tengo que llevar”, lamentó.
A unos pasos de la zona residencial
Las zonas de invasión “Carlos Joaquín” y “2 de Octubre” contrastan enormemente con la carencia económica, educativa y cultural de las cientos de familias que llegaron al destino turístico en busca de dar a sus hijos una mejor calidad de vida.
La desigualdad puede notarse entre Aldea Zama, una zona residencial en Tulum que colinda con la región irregular “Carlos Joaquín”. Ambos sectores están separados por apenas unos metros y a la vista se hace evidente la división entre ricos y pobres.
“¿Por qué a los extranjeros les dan chance de vivir la tierra que es nuestra y a nosotros nos sacan, si somos los que ayudamos a levantar sus casas de lujo?”, refirió Héctor Córdova García.
Según informaron varios “paracaidistas” a Por Esto! que a pesar de que pagan, no cuentan con recibos que lo demuestren; ellos sólo saben que deben entregar el dinero a “una señora” que no conocen, a través de un intermediario. “Nos sentimos robados y lacerados monetariamente a cambio de un pedazo de tierra”.
Versión de la policía tulumnense
El encargado del despacho de la Policía de Tulum, Carlos Lázaro Caraveo, explicó a este medio que en la trifulca del pasado 21 de julio, policías estatales intentaron recuperar dos predios (en “Carlos Joaquín y “2 de Octubre”), por la orden de un juez; sin embargo, el resto de las viviendas no se tocó.
El funcionario explicó que los elementos de Seguridad Pública tuvieron que contener dos eventos simultáneos: el desalojo y el cierre de la avenida Tulum, la cual conecta al Municipio con el resto de la Zona Norte.
“Afortunadamente no hubo lesionados de gravedad, pero después empezó a circular en redes sociales que la gente se puso de acuerdo para retirarse de la zona de invasión e ir a bloquear la carretera federal para afectar la circulación de los vehículos”, comentó.
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Señaló que en ningún momento se descuidó a la ciudadanía y aseguró que sigue la vigilancia policiaca dentro de las invasiones, ya que a menudo se les pide apoyo para atender emergencias que terminan en falsas alarmas. “Nos hacen mover las unidades para que puedan delinquir en otras zonas, desafortunadamente, pero no dejamos de atenderlo”.
CG