“Venta de terrenos ecológicos en Tulum sin aval, sin intereses, sin buró de crédito y, lo más importante, sin la necesidad de un préstamo bancario”, reza uno de los tantos anuncios que circulan en Facebook e Instagram, dirigidos a la generación millennial, a la que ofrecen metros cuadrados de patrimonio hasta en 80 pesos, en la cada vez más devastada selva de Tulum, cuyo parque natural fue declarado Área Natural Protegida en 1981, por decreto presidencial.
El fenómeno responde al potencial nicho de mercado que ya descubrieron las grandes empresas constructoras en los jóvenes de la generación millennial, consideró Alejandro Huerta, agente inmobiliario de la Ciudad de México.
“En mi agenda de clientes no figura un solo comprador menor de 40 años. Las condiciones laborales actuales hacen prácticamente imposible que un joven de 30, 35 años pueda comprarse un departamento en la capital del país, por eso las inmobiliarias se dieron cuenta de que pueden explotar lotes para vender a este nicho de mercado a precios que se ajusten más a sus bolsillos y ahí aparece el Sureste mexicano, como una poderosa alternativa para hacerse de un patrimonio”, explicó Huerta en entrevista.
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La oferta se hace más atractiva cuando en la venta aparece Tulum, sinónimo de paraíso, en medio de un entorno natural que se va agotando a paso acelerado.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), en sólo un año, la cifra de desarrollos habitacionales inscritos en Tulum se quintuplicó, al pasar de 123 en mayo de 2020 a 625 en la actualidad.
“La demanda que tiene Tulum es muy grande. Nuestra plataforma de datos indica que en mayo del año pasado tenía 123 desarrollos inscritos, hoy tiene 625, esto hará que muy pronto pierda lo que tenía de atractivo en el origen: su naturaleza”, dijo a Por Esto! James Tobin Cunningham, consejero de la AMPI en Playa del Carmen.
Tobin Cunningham advirtió que, de entrada, la presencia de un desarrollo inmobiliario, más allá de que diga que tiene un compromiso con el medio ambiente, implica, necesariamente, la tala de árboles.
“Algunos sí tienen las medidas y otros no, el tema ambiental no empata mucho con el de desarrollo, salvo algunos que son muy conscientes de que se tiene que crecer con orden”.
¿Falsa publicidad?
Tulum es una joya arqueológica y natural por excelencia, que en 2020, a pesar de ser el año perdido por la pandemia, recibió más de 320 mil turistas, 60 por ciento del total de visitas en destinos con zona arqueológica en Quintana Roo, según la Secretaría Estatal de Turismo.
A pesar de que las agencias de viajes y las inmobiliarias la exhiben como una de las “mejores ciudades para vivir” (Forbes, 2020), el municipio ubicado en el corazón de la Riviera Maya carece de la infraestructura adecuada para su desarrollo turístico y poblacional, que crece a una tasa anual de 15.1 por ciento, de acuerdo con el Inegi.
Su propio Plan Municipal 2018-2021 advierte que la ausencia de infraestructura pública es crítica por la deposición de aguas negras, que, por ejemplo, tiene que ser desechada, en su mayoría, en fosas sépticas o sumideros.
En este diagnóstico también se destacan rezagos en servicios básicos: agua sin entubar, falta de drenaje, malas condiciones del piso y escasez de energía eléctrica, entre otros problemas.
En su edición del sábado 24 de julio, Por Esto! publicó, de acuerdo con cifras del Ayuntamiento de Tulum, cotejadas con datos del Inegi, que 12 por ciento de los 46 mil 721 habitantes censados en este municipio (2020) habita en colonias irregulares, lo que ya generó conflictos sociales, como el que se vivió el pasado jueves, cuando “paracaidistas” se enfrentaron a policías que desalojaron viviendas en estos asentamientos. Esta trifulca terminó en el bloqueo, por más de cuatro horas, de la única carretera que conecta al Norte con el Sur del Estado.
Se puede construir de manera responsable
“Sabemos que Tulum está creciendo a velocidades que no pensábamos, como el Plan de Desarrollo Urbano (PDU) no ha tenido la capacidad de llegar, sí hay una afectación en algunos casos -puedo decir que de manera dañina- y en otros no”, consideró Cunningham.
En ese sentido, mencionó que hay desarrollos donde son muy conscientes, ya que tienen sus plantas de tratamiento de agua, la reutilizan, aunque esos desarrollos son caros, “porque se hacen cargo de la infraestructura, pero hay otros que no son desarrolladores, que alguna otra profesión habrán escogido y porque ven que hay un buen mercado ahí empiezan a desarrollar, no conocen el tema del impacto ambiental en Tulum, los suelos, las cuevas y que cualquier cosa que les aventemos ahí nos lo va a aventar de regreso”.
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“Tulum es la joya de hoy, que está creciendo arriba de un dígito, a 15 o 20 por ciento, va a perder el encanto y puede llegar a perder su plusvalía en un tiempo no muy lejano, si no se tiene precaución, aseveró James Tobin.”
CG