Los concesionarios de la zona federal marítimo terrestre de Playa Norte están dispuestos a colaborar para renovar los geotubos con el fin de mitigar el impacto de los meteoros y la degradación que han experimentado durante casi dos décadas desde su instalación, como se ha constatado.
Un año después del paso del Huracán Wilma en 2005, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó la instalación de más de 300 metros lineales de geotubos de tres metros de diámetro en cuatro puntos, a lo largo del lado Oeste de la desembocadura de la calle Hidalgo hasta la colindancia del canal de navegación.
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El tramo más extenso se ubicaba en el canal, con una longitud de 100 metros, y en su extremo norte se colocó un geotextil de 30 metros para formar una estructura en forma de “T”, con el propósito de retener suficiente arena. Esto dio lugar a la formación de lo que entonces se denominó Playa Sol, un área de 5 mil metros cuadrados. Hoy en día, esta superficie es la cuarta parte de lo que solía ser cuando el arenal regresaba.
Antes de la pandemia, la familia Cárdenas, concesionaria de la zona federal, instaló un geotubo de 100 metros de menor grosor cerca de la ubicación original de la primera infraestructura, el cual no ha funcionado de manera óptima.
Ahora, en colaboración con otro concesionario de playa, podrían financiar conjuntamente un rollo de geotextil de 100 metros, cuyo precio ha ido disminuyendo y tiene un costo internacional de tres dólares por metro cuadrado, lo que representaría una inversión de menos de 50 mil pesos para reinstalar la infraestructura en ese punto, sin incluir el costo de la mano de obra.
Según imágenes satelitales de 2019, Playa Norte llegó a tener una superficie total de más de 20 mil metros cuadrados, y sólo Playa Sol alcanzó más de 7 mil metros cuadrados, según datos del 30 de junio de este año, obtenidos de Google Maps, que registra el comportamiento de la zona desde 1995.
Hoy en día, Playa Norte ha perdido el 40 por ciento de esa superficie de arena, por lo que renovar los geotubos en tres puntos permitiría recuperar una gran parte de esa superficie, especialmente en el lado Oeste, donde la familia Cervera financió 40 metros de geotextil en 2022, cerca de la desembocadura del andador de Rueda Medina.
El geotubo está fabricado con una bolsa de polipropileno de alta resistencia, y el material disponible se adapta a las necesidades reales del proyecto; el color negro es común. Según un estudio realizado en 2017 por la Unidad de Materiales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), esta tecnología se utiliza para reducir y revertir los efectos de la erosión en las costas yucatecas.
Se tiene la intención de implementar la colocación de geotubos en el litoral peninsular, según lo expresado por Carlos Rolando Ríos Soberanis, quien desarrolló un proyecto científico con el objetivo de optimizar la arquitectura y geometría de los geotextiles, que son telas permeables y flexibles, con el fin de mejorar el rendimiento de esta opción de mitigación.
Ríos Soberanis explicó que los geotubos son una solución de ingeniería suave para mitigar la erosión en la zona costera. Consisten en cilindros de 6 a 10 metros de longitud y un metro de diámetro, constituidos por geotextiles con una arquitectura de entramado definido, elaborados principalmente a partir de polímeros como PET y polipropileno.
En Isla Mujeres, en 2007 se colocaron geotubos de tres metros de diámetro y poco más de 300 metros de longitud, tras el paso del huracán mencionado.
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