Autoridades de los tres órdenes de Gobierno y del sector hotelero analizan los daños ocasionados por el Huracán Beryl a las playas del Caribe Mexicano, así como el impacto generado por el sargazo.
Para este año, la Secretaría de Marina destinará 50 millones de pesos en la adquisición de los insumos necesarios para la atención de la talofita, bajo la aprobación del Consejo Técnico, informó la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente.
El presidente de la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya, Antonio Chaves Palomo, informó que durante una reunión que sostendrá el Consejo Hotelero del Caribe Mexicano con la Gobernadora Mara Lezama y demás equipo de trabajo estatal, se expondrán varios temas, pero en especial, la problemática que enfrentan por la pérdida de uno de los principales atractivos del destino, como son los blancos arenales.
Las condiciones climatológicas de intensas lluvias y fuertes marejadas que se han presentado en los últimos días en el Caribe Mexicano, previo, durante y después del huracán, nuevamente sacaron a relucir el grave problema que enfrentan los prestadores de servicios turísticos por la erosión de las playas.
La situación la padecen hoteles, restaurantes, clubes, residenciales y empresas a la orilla del mar, como se evidenció recientemente en Playa Mamita’s, ubicada en una exclusiva y popular zona de Playa del Carmen, corazón de la Riviera Maya.
La fuerza de la naturaleza se hace presente y es inevitable que la infraestructura y las inversiones costeras estén en grave riesgo porque el mar avanza y se lleva a su paso hasta los cimientos mejor edificados, sin importar si son de marcas reconocidas o grandes íconos de la industria turística.
Los esfuerzos aislados para no quedarse sin arenales se han visto reflejados en toda clase de soluciones que a la larga resultan no muy convenientes, como es el uso de espigones, geotubos, rellenos de arena y otras alternativas que sólo son pasajeras y que en muchos casos tienen repercusiones negativas para los vecinos de esos proyectos.
Luego del paso del poderoso Huracán Wilma, en el 2005, que se estacionó en la zona durante tres días, con vientos categoría 4 y que arrasaron con grandes extensiones de arena de la Zona Hotelera de Cancún, los dueños de los centros de hospedaje impulsaron fuertemente el programa de recuperación de playas.
Durante muchos años, la necesidad de recuperar las playas fue un tema que estuvo sobre la mesa durante muchas reuniones entre las autoridades y los empresarios del sector turístico.
Sin embargo, fue el paso de Wilma lo que aceleró las negociaciones y finalmente, en el 2006, se puso en marcha el ambicioso programa de recuperación de playas, un proyecto en el que se invirtieron más de 27 millones de dólares, sin que a la fecha se presente un proyecto similar.
GC