La crisis en la clínica del ISSSTE persiste, sin medicamentos, insumos y hasta equipos hospitalarios, lo que obliga a los familiares de los pacientes a comprar desde catéteres, sondas y medicamentos. Gabriel Caamal, padre de un niño de apenas un año y siete meses diagnosticado con cáncer rabdomiosarcoma en la vejiga, cuya salud se complicó por una infección en las vías urinarias, explica que, para recibir atención médica, ha tenido que adquirir los insumos y medicamentos solicitados por los médicos. “Lo principal es que mi hijo sea atendido y logre estabilizar su salud”, comentó. En los últimos cinco días, ha gastado más de 2 mil pesos, cantidad que podría aumentar de forma indefinida.
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Dijo que debido a la desatención y la falta de un pediatra, presentó un amparo indirecto urgente por omisión del acceso a la salud para su hijo ante el Juez de Distrito en Cancún, contra los directivos del ISSSTE. Explicó que la clínica ha estado sin pediatra durante tres años, lo que lo obligó, cuando su hijo comenzó a enfermarse recurrentemente, a recurrir a un primer amparo para que fuera trasladado al Hospital General “Dr. Jesús Kumate Rodríguez”, donde se le detectó cáncer. Posteriormente, después de varios trámites y con el primer amparo ya en marcha, los directivos del ISSSTE autorizaron el traslado de su hijo al Hospital “20 de Noviembre” en la Ciudad de México, donde permaneció internado por varias semanas y debe continuar con su tratamiento.
Gabriel Caamal detalló que el rabdomiosarcoma es una forma rara y agresiva de cáncer que afecta principalmente a los tejidos blandos del cuerpo, incluidos los músculos.
Por su parte, Guadalupe acudió ayer a la clínica para realizar trámites de incapacidad médica para su esposo, diagnosticado en octubre con toxoplasmosis, una enfermedad causada por el parásito Toxoplasma gondii.
A pesar de que su esposo, de 51 años, se quejaba de intensos dolores de cabeza, los médicos de la clínica sólo lo diagnosticaron con migraña. Pasaron un par de días y comenzó a vomitar y a desmayarse. Decidió entonces consultar a un médico internista particular, quien le mandó realizar diversos estudios clínicos, incluida una tomografía, y le diagnosticó un tumor en la cabeza.
La situación se complicó, y Guadalupe volvió a llevar a su esposo a la clínica del ISSSTE, donde le informaron que no podían aceptar los estudios clínicos realizados en consulta externa, pero tampoco disponían de los equipos necesarios para realizarlos allí. “Logré que lo enviaran al hospital del ISSSTE en Mérida, donde estuvo por más de un mes, gran parte de ese tiempo en una zona denominada ‘el tubo’, que es el área de urgencias, sin ingresar a hospitalización”, relató.
Desde octubre hasta la fecha, ha gastado no menos de 50 mil pesos entre estudios, medicamentos, traslados y estancia en Mérida. Su esposo ha respondido al tratamiento, pero le advirtieron que aún faltan al menos seis meses para realizarle otra resonancia magnética y verificar si la bacteria que afectó su cerebro ha sido controlada. Como consecuencia, presenta ligera inmovilidad en un brazo y una pierna.